Sobre la pandemia, Attali acusa a China de no haber alertado a tiempo a la comunidad internacional sobre el nuevo virus, de haber ocultado información (cosa que sigue haciendo) y de responder al virus y haber exportado un modelo de contención de este, que acabó con la economía de los países que adoptaron o más bien replicaron el modelo chino.

Attali creo que el modelo que había que emular era el de Corea del Sur o el de Taiwán, países que lograron saber llevar esta crisis sanitaria de una forma óptima. En cambio, otras naciones que, de forma ominosa, hicieron evidente su incapacidad, insensatez, incoherencia y su imprevisora estrategia para mitigar una situación sanitaria que nunca se esperaron.

Ahora bien, lo ideal hubiera sido “cubrirse, testear y rastrear”, recalca el erudito francés y nunca haber detenido la economía y haber confinado a la población en general. El error resultará muy caro. Al igual, la OMS no difundió al mundo el caso de Taiwán y de Corea del Sur, lo cual para Attali es un crimen. O, quizás, peor que un crimen, un error.

Colombia, Argentina, México y Brasil son unos de los ejemplos del mal manejo de la pandemia en Latam, pero no solo en el ámbito sanitario, que a la final no es el más preocupante en el nivel “macro”, en cambio sí, el estrago económico que ha dejado hasta el momento esta crisis y que lleva a estas naciones al borde de la miseria, erradicando a la frágil clase media que a duras penas se había consolidado en varias de estas naciones y creando unas onerosas brechas de desigualdad. Estas situaciones harán que vivir en estos países no sea factible.

Attali, hace un llamado a “una economía de guerra” (al igual que sucedió luego de la Segunda Guerra Mundial), pues es el resultado de la pandemia y en específico de haber copiado el modelo de la dictadura comunista china y no el de las democracias liberales asiáticas: Taiwán y Corea del Sur, pues entendieron antes que cualquier otra nación que esto podría pasar, ya que conocían bien a su vecino.

La “economía de guerra” se debe centrar en unas áreas específicas, lo que llama “economía de la vida”, las cuales son: salud, higiene, alimentación, agricultura, educación, investigación, el mundo digital, la distribución, democracia, los medios y cultura, seguridad, crédito, seguros, energías y viviendas sostenibles. A las que les irá muy bien.

Así las cosas, para Attali, algunas industrias “están muertas”, tales como: la automotriz, la aeronáutica, la textil, el turismo, etc., deben replantearse y dentro de este proceso alinearse a lo que sería la proclamada ya “economía de guerra”.

De igual forma, los ganadores según Attali serán quienes dejen el egoísmo y se conviertan en altruistas, además que la empatía es económicamente eficiente, esa será la clave para la nueva economía de un nuevo mundo.

Y, claro está, que la humanidad comprenda la profundidad de esta crisis que aún no termina.

David Alejandro Rosenthal ( El Correo de España )