» PÍO, PÍO, QUE YO NO HE SIDO »

Culpa de nadie y de todos. Pero que cada cual asuma su responsabilidad. Y el presidente del Gobierno, el primero, porque le ha faltado tiempo para despejar balones.

Ni corto ni perezoso, ante las continuas protestas estos días del campo español por toda la geografía nacional -tras los horribles datos de empleo, más bien desempleo, de arranque de año y el golpe que ha supuesto para el sector la nueva subida del salario mínimo (SMI) se pongan como se pongan la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, o el ministro de Agricultura, Luis Planas, que lo descartan-, Sánchez pedía ayer a las grandes superficies de distribución que hagan «examen» y «autocrítica» por la caída de precios en la agricultura, al tiempo que les advertía de la necesidad de introducir mayor transparencia en la cadena «para defender al pequeño y mediano agricultor y ganadero».

Y decía más: es «absolutamente inaceptable» que el sector esté viendo cómo los precios de los productos agrícolas «bajan, bajan y bajan», tras apuntar también la preocupación del Gobierno por la situación en la formación de precios.

«Y con esto y un bizcocho», dirá… Pues no. No es la solución tan fácil como pasarle la patata caliente a otro colectivo y si te he visto, no me acuerdo. El enfado de los agricultores no es nuevo. Viene de lejos. Ya son muchos los condicionantes que deterioran sus ingresos para seguir aguantando tantas penalidades. Y alguien tiene que dar con la solución. O al menos ponerse manos a la obra.

No vale mirar hacia otro lado y decir que uno está harto de ver cómo sufren los agricultores. El desplome de los precios -sobre todo, el del aceite de oliva desde hace dos años, que ha hecho mella en la renta agrícola, que en 2019 cayó un 8,6%-; la competencia desleal de los productos importados; los aranceles de Trump; el encarecimiento del carburante y los fertilizantes; y… ¡la subida del salario mínimo interprofesional del Ejecutivo de Sánchez! «Pío, pío, que yo no he sido». Pues como en «Fuenteovejuna» o no habrá solución. Que el problema está ya cronificado.

Mientras, los acusados se defienden y le recuerdan a Sánchez y a los suyos que los datos, los oficiales (del Ministerio de Agricultura exactamente), están ahí para no tener que entonar un «solitario» mea culpa porque el presidente lo haya decidido así.

Y como muestra un botón. En el caso del sector de Frutas y Hortalizas, que curiosamente es el principal foco de la actual crisis, el 80% de la producción nacional se destina a la exportación, y del 20% restante, solo un 7% acaba en los lineales de los supermercados e hipermercados en España.

Por tanto, pretender que en exclusiva la gran distribución (los Mercadona, Carrefour…) sea culpable de la situación de agricultores y ganaderos es simplificar en exceso el debate. ¿Lo justo? Que en la mesa de diálogo con el Gobierno esté el cien por cien de la cadena agroalimentaria, no solo el 7%. Si hay representación total, habrá solución para todo y todos.

María Jesús Pérez ( ABC )