
Pablo Iglesias a sus 44 años, tiene edad se sentar la cabeza, pero todavía está experimentando qué hacer consigo mismo y con su vida, ya que la de los otros parece que le importa un poco menos, y tras descubrir que bastantes ciudadanos le corresponden con idéntica indiferencia, se ha despedido de la política institucional, con ese tono falsamente lastimero con el que culpa a los demás sus propios fracasos.
En apenas cinco años ha pasado de dar mítines a sus alumnos en la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, a venderle promesas de regeneración a una juventud desencantada con el sistema y la corrupción de los políticos clásicos, para convertirse finalmente en un personaje nada ejemplar de la casta a la que tanto denostaba.
Alguien podría decir de él que es un culo de mal asiento porque no dura demasiado tiempo en casi ningún sitio ni con las mismas personas porque su inmadurez mental – por más que presuma de reflexivo – le lleva a huir permanentemente de cualquier sitio que le exija una cierta dedicación y lealtad a las personas que en él están. Ha acabado siendo el reflejo de lo que ya no puede criticar, y solo le queda un discurso es victimita y rencoroso contra unos enemigos que no le hacen el menor caso.
Pablo Iglesias no ha podido comprender que varios cientos de miles de ciudadanos que antes votaban a la izquierda ayer se volvieran todos de golpe fachas y le dieron su voto a Isabel Díaz Ayuso
El que hasta hace unas horas era el líder de Podemos es un personaje inestable al que las convicciones, los proyectos y las personas, le duran muy poco y además se ha quedado sin heredero porque la mayor parte de sus segundones se mueven entre la mediocridad. la nada, el trinque y la indigencia intelectual. Al irse ha traicionado a los separatistas y ex etarras que se han quedado sin abogado defensor.
A partir de ahora trabajará con Jaume Roures otro comunista caviar, que abandona a los suyos para ganar dinero y será como Nicolae Ceaușescu mientras vivió, pero sin su Elena Petrescu.
Diego Armario