
ROVIRA ES MARTA SÁNCHEZ
La declaración judicial de Marta Rovira como impulsora de la consulta ilegal del 1-O demuestra que el instinto de supervivencia se ha convertido en la única causa real y sincera del independentismo. Bloquear hasta el límite la conformación de un nuevo Gobierno para Cataluña es solo un entretenimiento recurrente, un jeroglífico baldío que los separatistas marearán y no resolverán hasta última hora, mientras cultivan una confusa atmósfera de barullo político en la creencia de que les favorece.
Su única causa ahora es evitar su ingreso en prisión, al menos antes de ser procesados y juzgados. Excepto Carles Puigdemont, Comín, Ponsatí, y ahora Anna Gabriel, meditabunda y en estado de semi-huida en Suiza, el resto de alineados con el golpismo solo piensan en la mejor manera de pasar página. Y a ser posible, hacerlo en libertad porque dormir en casa es algo que no tiene precio. La situación procesal de Junqueras o los Jordis resulta demoledora para todos ellos porque han tomado conciencia de que el banquillo del Tribunal Supremo no forma parte de la ficción que crearon.
Si altos cargos del separatismo como Marta Rovira realmente creyesen que son «presos políticos», o que la dignidad de declarar unilateralmente la república independiente de Cataluña está muy por encima de los daños y penas de una condena, no acudirían al Tribunal Supremo a exculparse a toda costa. Todo en ellos son olvidos, matizaciones y reconocimientos de que la declaración de independencia no surtía efecto.