El ministro de Transportes y etcétera lo ha enviado Sánchez en auxilio del de Justicia para allanar la autovía del indulto a los líderes independentistas.

Ábalos, que ejerce de fontanero mayor en el Partido Socialista, es un hombre de talante seco y expresión arisca, poco hábil en la diplomacia política y proclive a moverse en situaciones conflictivas con la delicadeza de un elefante en una cristalería.

El «caso Delcy», del que acabó ofreciendo media docena de versiones distintas, es un ejemplo paladino de su rusticidad ejecutiva.

Digamos, que no es el dirigente mejor pertrechado para limar las aristas de un debate con alta complejidad jurídica.

Ignacio Camacho ( ABC )

viñeta de Linda Galmor