Soros, a través de sus organizaciones, promociona a élites varias. Los instala en puestos de poder. Y una vez allí exige su parte. Favor con favor se paga. Soborno legalizado, sin más. Financian a toda la morralla del planeta.

Promueve este vejestorio, antaño mozalbete que se alió con los nazis en la Hungría de la II G.M, un vaporoso humanitarismo de aroma masónico que tan solo esconde inhumana ingeniería social. En el camino, traiciona a su noble maestro, Karl Popper.

Elegetebeí, género, feminismo, abortismo, eutanasia. O inmigración ilegal. O separatismo catalán. Lo que se tercie para destrozar – atacando sus mismos cimientos – familia y patria y fe cristiana. Y Abad, síntesis y certeza cristaliza. «Soros ha convertido España en su principal laboratorio de experimentación europeo, donde ensaya, mediante avanzada de ingeniería social, los postulados del Nuevo Orden mundial”.

Todos – o casi todos – sobornados…

Abundante listado de españoles, simpatizantes o miembros de la red Soros, aclarando cómo entran o contactan en tal y abundante y difusa red de organizaciones, fundaciones, sociedades «pantalla». Todas ellas «filantrópicas», naturalmente. Open society y muchísimo más. Hasta el infinito. Ad nauseam.

Y Abad nos  explica, también, por ejemplo, cómo captaron a Pedro Sánchez (además de Manuel Castells, brota otra alargada y pizzera sombra, John Podesta, Teresa Ribera mediante). Y estudiando la neoyorquina espantá de Cum Fraude descubrimos que estuvo en nómina de una de las organizaciones de uno de los amo del universo, la National Democratic Institute, involucrada siempre, y en todo momento, en todas las «revoluciones de colores» (incluidas las nigérrimas del Black Live Matter). Posteriormente, en no menos de quince ocasiones, el psicópata monclovita realizó viajecitos para verse con su Lord Protector.

Y Pablo Iglesias, «personaje confiable» cuando era diputado en el mega estado masónico denominado ué. Y no deja de corromper a miembros de otros partidos. Por supuesto, de «derechas». A togados y fiscales (Baltasar Garzón y Dolores Delgado, por ejemplo).

Al empresario catalán separata Grifols. A diplomáticos. A Esteban Beltrán, el «mozuelo» zascandil de Amnistía Internacional. A banqueros de inversión como Borja Prado o, naturalmente, el progre por excelencia, con sus reservas de oro a cuestas, el siniestro Zetapé.

…en todos los sitios

Pero hay muchísimos más nombres. No lo duden. En todo ámbito y lugar. A diestro y siniestro. Soros tiene compradas, literalmente, a las élites nacionales. Entre los sociatas, además de Sánchez y González Laya en el ilegítimo gobierno, y el zascandil bolivariano Zetapé, otros nombres.

El criminal de guerra, Javier Solana, el hermano de Luis. O Joaquín Almunia. Pepera top, Ana de Palacio, aznarina ministra de exteriores. O Esteban González Pons y Agustín Díaz de Mera. De Súbditos (antes Ciudadanos), Luis Garicano, sin duda. Y Vox, Hermann Tertsch, a través de la sórdida basurilla antirrusa, forjada por los narcocriminales servicios secretos, Integrity Iniciative.

Todo cristo untado, la verdad. Ada Colau o Artur Mas o el abogado filoetarra Gonzalo Boyé. Políticos, jueces, fiscales, abogados, profesores universitarios, oenegés. Y mass-mierda, clave. Jaume Roures, esencial. O tres capas de gayumbos García Ferreras. O la doña, Ana Pastor y su Newtrola. Y El País. Y el preescolar Diario.es. O El Periódico en Cataluña. O el diario Avui. E inacabable suma y sigue. Otra vez hasta el infinito y más allá, memento Buzz Lightyear.

Coda teológica-política

Carezco de fe. No soy creyente. Cero. Pero, al menos, voy a ir repensando de nuevo toda la teología agustiniana sobre las dos ciudades. Y el objetivo principal del NOM y de George Soros. No sería tanto conseguir un impreciso y borroso y etéreo poder global. Y sus subsiguientes exterminios y esclavitudes poblaciones (memento Donoso Cortés, la política deviniendo teología secularizada).

Sino, tal vez, abatir a su enemigo, que al igual que el de Lucifer, es el ser humano, imagen y semejanza divinas. Y su objetivo, más goloso y visible,  más a largo plazo, la Iglesia de Jesucristo. Y también lo digo porque Soros, vía jesuitas, a través de misceláneas y corruptoras y «desinteresadas» ofrendas, hace tiempo que penetró sobrada y sobreabundantemente en el atrio eclesial. En fin.

Luys Coleto ( El Correo de España )