TODO EN SU JUSTA MEDIDA

Qué tiempos nos está tocando vivir, recuerdo mi juventud con nostalgia, donde hombres y mujeres convivíamos,

con una sana intención, simplemente de entendernos y pasarlo bien.

La verdad es, que me temblaban las piernas, cuando me piropeaban, pero en el fondo me animaba a seguir ese día

con un poco de amor propio.

Aguantaba los piropos bonitos….pero una vez le planten cara a un individuo….y le dije que se lo preguntara a su madre….imaginaros el ofrecimiento, resulta que su madre había muerto. Este es el riesgo a que se exponen ciertos hombres deslenguados.

El piropo puede ser bonito siempre y cuando no sea ofensivo.