
El gobierno canalla social-comunista acaba de aprobar una Ley que denomina, de forma falsaria, como “Ley de la memoria democrática” que no es otra cosa que un panfleto revanchista y miserable propio de los partidos más corruptos -socialistas y comunistas- que ha dado la historia de España a lo largo de los últimos cien años.
Se trata, ni más ni menos, de reescribir la historia al gusto de estos individuos de escasísima preparación intelectual y mucho menos fuerza moral, como así lo han demostrado a lo largo de los años.
¿Qué se puede esperar de unos individuos que se alían, sin recato, con el único fin de mantener sus poltronas, con todos aquellos que solo pretenden romper España?
Ahí están los independentistas catalanes, los separatistas vascos, los anarquistas, la canalla etarra e incluso otros compañeros de viaje que, con su voto interesado, tan solo pretenden obtener pingües beneficios a costa del dinero de todos los españoles.
En resumen, todos los que tienen como único objetivo destruir a España, borrar su historia y convertirnos en una dictadura al más rancio estilo bolchevique-bolivariano, colocando al frente a los personajes más corruptos e indeseables de la historia reciente de España.
Se trata de una Ley que interpreta la historia de forma sesgada, al gusto de los que la patrocinan. Una Ley que olvida, por ejemplo, las chekas de socialistas y comunistas en las que murieron cientos de buenos españoles; a los asesinos de Calvo Sotelo, inducidos por el gobierno del frente popular, contando con el concurso de los escoltas del socialista Indalecio Prieto; los paseos, realizados con alevosía y nocturnidad, que dejaron en las cunetas a todos aquellos que se negaban a pensar como pretendían tipos tan siniestros como Largo Caballero; la persecución implacable de la Iglesia Católica, más sanguinaria que la emprendida contra los Cristianos por Nerón; el miserable saqueo del Banco de España para escapar con el dinero de todos los españoles, cuando las cosas comenzaron a pintarles feo; sin olvidar, el gran pucherazo de los social-comunistas para hacerse con el poder en las fraudulentas elecciones de febrero de 1936, amañadas y manipuladas.
Esos son, precisamente, algunos de los avales de estos que, desde el gobierno, están llevando a España, con la aquiescencia y permisividad de la derechona cobarde, a la más absoluta de las ruinas, tanto económica, como social y moral.
Estemos alerta, nuestro sitio sigue estando fuera, al aire libre, en lo alto las estrellas ya que se avecinan tiempos muy complicados en los que nos jugamos el ser o no ser de España.
Eugenio Fernández Barallobre ( El Correo de España )