
Es la revolución pre comunista que les alimenta. En los últimos días, primeros de este septiembre que Dios guarde, los que desgobiernan dieron el do de pecho en su proverbial maldad, o perversidad y malas artes. La desesperación que buscan, tras tanto daño hecho, cada día están más cerca de encontrarla. La desesperación acaba rápido en Guerra Civil que es exactamente lo que quieren.
Perdónales Señor que no saben lo que hacen, ni hay nadie que se lo enseñe. Ni exorcismo que les saque de dentro a Satanás, porque, además de locos están endemoniados y enfermos, y de ahí su malignidad y odio visceral. Que corra la sangre española que produce la mentira, el odio y el robo continuados, es su deseo. Y pronto correrá, para nuestra mayor desgracia. A no ser, Señor, que hagas un milagro y tengas misericordia de tus hijos.
Bien sabemos que el partido socialista autoriza a robar y el comunista a matar. Lo mismo que organizaron la guerra civil del 36/39, pero esta vez sin que aparezcan en lontananza salvadores de España como la vez anterior. Por eso a los militares son a los primeros que borraron de la escena política. Luego compraron a la prensa y a la justicia, para seguir con la corrupción de campo abierto.
Ya se olían la tostada, cuando excluyeron a los militares para hacer libremente de su capa un sayo. Terminarán matándonos sin que nadie nos defienda, aunque esto parezca una broma, ojalá lo fuera, porque la realidad es que son así y peores. Y lo que hoy parece imposible, mañana será tan cierto como posible. Inventan un enemigo inexistente y les basta para movilizar las masas engañadas y también desesperadas que participarán en el festín de sangre.
Utilizando la fuerza del número que les da la democracia, y gracias a ella que será la primera víctima de su magnicidio, logran ejecutarlo. En esa fase intermedia exactamente es en la que estamos. Dicen que nos van a matar, pero aún no empezaron. Ese es su deseo, confesado o no; aun se sirven de la democracia tomada como excusa para liquidarla del todo y conseguir el pensamiento único del gobierno comunista, totalitario y criminal. Quieren hacer mucho daño y sangre, no tienen escrúpulos de nada, ni límites; su perversidad es infinita.
Como infinita es la lista de escándalos, cada uno para tapar el anterior, desde el 11 M que es buena referencia. Consiguen que lo anormal sea normal de tanto repetirlo, lo mismo que pasa con la mentira, que al final se convierte en verdad. Y aunque les da lo mismo, una cosa que la otra, su deseo es hacer daño por hacer daño sin ningún otro fin ni justificación.
Hacer daño para ejercitar su maldad, lo mismo que fusilaban en la guerra, no más que por darle gusto al dedo. No hay más razones. O sea, que yo te mato a ti, pues ya no sé por qué, pero te mato. Y lo llevan a término y ejecutan. Luego se jactan de haber matado tal número de fascistas.
Así sembraron las cunetas de cadáveres, con las que hoy roban tanto dinero diciendo que son víctimas del franquismo. Franco llevó a todas las víctimas de los dos bandos para el Valle de los Caídos, al acabar la guerra, y dio cristiana sepultura, como no podía ser menos. Impensable con el Frente Popular, de rojos, anarquistas, comunistas, rusos de Stalin, y la peor gente, sin orden, ni concierto, o respeto ni nada que se le parezca.
En los últimos días los políticos del gobierno protagonizaron una serie de delitos, para ellos impunes, que no tienen parangón. Delitos de amenazas de muerte, véase la entrevista del Rufián, a una foca, diciendo que a los de Vox hay que matarlos, que «matar no es bueno, pero a veces, sí», o la mentira del montaje de una denuncia falsa con el homosexual que le tatuaron en el tafanario, con la «navijita plateá», lo que Lola llamó a Marlaska: «maricón». Marlaska, homosexual pero sobre todo hipócrita, defendiendo los regímenes totalitarios adonde cuelgan en las grúas a los homosexuales. Un desequilibrado que no ofrece ni un gramo de sensatez.
Con cualquier montaje de estos les sobra para movilizar a más de la media España izquierdosa, que traga las mentiras de sus líderes que es un primor. Iniciaron el proceso, prepararon las capuchas en el montaje, las pruebas falsas, de las que están tan acostumbrados, y todo lo demás, y empezaron a escupir odio como los dragones fuego, cuando el autor que había puesto la denuncia de homofobia, dice que es una denuncia falsa que la puso por miedo a su novio, otro homosexual al que solía poner los cuernos.
Después de emplazar a Vox en la diana, y a la extrema derecha, según berraban iracundos, todo el chiringuito se les vino abajo. Se les vieron bien, una vez más, las intenciones. De pedir perdón, ni por el forro; sería la primera vez. Eso ya dice bastante de los soberbios bueyes que lleva mi carro.
Por otra parte, nadie se mete aquí con los homosexuales, son algunos de ellos los que se meten con los demás, como Jorge Javier Vázquez o el cineasta Almodóvar. Y como el asunto se lo apropia la política de izquierdas, buen arma para iniciar la guerra, pues toda lo homofobia es una monumental mentira de ellos, una creación más, mientras inventan un enemigo y crean el odio del que acusan.
Desde el psicópata ególatra que figura de presidente, hasta el último mono del corral infectado por el odio del virus comunista, son todos una fábrica generadora de división y odio. Lo han conseguido desde que ZetaP con la ETA de la mano, trajo la división y guerra civil entre españoles. Gracias a ello siguen robando a raudales. Luego vino Rajoy que no hizo nada; nada más que dejar a los socialistas y comunistas entrar en el poder.
Pero para llegar a esa fase de dividir a los españoles y hacer que se maten entre ellos, se necesita un poder de propaganda de los medios muy fuerte. Lo tienen, gracias al dinero robado para la compra de medios materiales y humanos y de voluntades, cosa sistemática en los socialistas, y con lo fácil que es corromper a la gente.
Para la prueba de esta evidencia está la creación de la casta política que hizo la izquierda, y después colaboró la «derechita cobarde», viendo que aquí robar salía gratis. España está puesta en evidencia en todo el mundo, donde destruyeron la economía, la historia y cultura; donde la crisis moral y generalizada se extiende a las familias y hasta los amigos; donde la deuda exterior alcanza los niveles nunca vistos, hasta el punto de que Europa quiere exigir a España elecciones antes del rescate que se avecina; hay un sinfín de causas que muestran las obras de los sinvergüenzas «progresistas», y su infamia, hacia el precipicio con la destrucción del país.
Así la comisión del parlamento europeo enviará a España una delegación, no porque no hayan investigado los 377 asesinatos de ETA, sin resolver, si no a saber, por qué no han querido investigarlos. Hasta el Papa está en contra de España gracias a los «progresistas», antes «rojos».
Pues el papa si les cree, es que no cree en Dios. Lo mismo que el que no cree en el demonio es que no conoce a los socialistas.
Fígaro ( El Correo de España )