Recientemente tuve la osadía de opinar sobre la política nacional de general acatamiento al pasaporte verde impulsado, con falta de rigor, prepotencia y prisas, por la Unión Europea. Al menos ese fue el enfoque formal, aunque, realmente, sabía que apenas llegaría mi opinión a muy poca gente.

Y, mucho menos, convencería a nadie de salirse del pensamiento único impuesto por unos políticos, instituciones y medios de comunicación puestos descaradamente al servicio del mundialismo. Pero me impulsaba el hecho de que, aterradoramente, hasta “la ultraderecha”, en lenguaje de todos los partidos con participación en el Parlamento Español, es decir, VOX, claramente también lo apoya.

Hay que tener en cuenta que todo lo relativo a la enfermedad denominada “Covid-19”, supuestamente causada por un virus que no ha sido aislado, se fundamenta en pruebas ineficaces y manipulables, como las improcedentes PCR y demás métodos de diagnósticos de las sanidades oficiales.

Recomiendo, de nuevo, los magníficos informes sobre la enfermedad y las “vacunas” de Médicos y Biólogos por la Verdad en sus páginas web y, especialmente, la entrevista en “rumble” a la Doctora Martínez Albarracín. El que haya gente que trata de descerebrados a esos valientes y formados profesionales dice muy poco de su capacidad de análisis (el que lea, entienda).

En este contexto, el doctor Steegmann, Rocío Monasterio, y tantos otros representantes de VOX, comulgan con mascarillas, tratamientos experimentales peligrosísimos a los que perversamente llaman vacunas, y, prácticamente, todo el repertorio de la plandemia, incluidas la mayoría de las agresiones a nuestros derechos fundamentales. Oficialmente proclaman que se debe respetar la voluntad de vacunarse, pero ya se ha visto la obligación apenas encubierta que VOX ha votado en Europa, y claramente se propone seguir votando, en aras a un supuesto repunte del turismo.

Hablando de “vacunas”, hay que reiterar que no lo son, sino “medicamentos para uso humano que contienen organismos modificados genéticamente … destinados a tratar o prevenir la enfermedad coronavírica” (BOE.es – DOUE-L-2020-81140). Por cierto, milagrosa e incomprensiblemente, dada su trayectoria, el Tribunal Constitucional ha suspendido la vacunación obligatoria que el PP impuso por la Ley de Salud Gallega. Aunque aún está por ahí la ley gulag de Aragón.
Incluso la ladinamente errática OMS del eugenista Gates ha emitido un comunicado en el que pide a los Estados que no implanten un pasaporte de vacunación, a la vez que cuestiona la eficacia de las vacunas “en la reducción de la transmisión”.

Lo revelador de ello es que trasluce que VOX, a pesar de denunciar la Agenda 2030 y la imposición de unos fraudulentos, anticonstitucionales y aberrantes “estados de alarma”, no comprende las apocalípticas barbaridades anejas a la plandemia, ese experimento diabólico, auténtica compilación de las plagas bíblica de los Últimos Tiempos, y sus graves implicaciones para la salud individual y pública, así como en orden a la supresión de nuestros derechos y libertades (fin del estado de derecho y de las naciones), la continuada y descarada destrucción de la economía, y la desmembración de España en taifas federales.

Si VOX no es capaz de reconocer el peligro que, para España y para el Mundo entero, lleva tras de sí la plandemia orquestada por el NOM eugenista (reducción de la población) y antiteo (especialmente anticristiano), por más que incluso lo apoye un irreconocible Vaticano posicionado claramente en su campo (y también precisamente por eso), apaga y vámonos.

Desde luego, nuestro Gobierno, y el resto de partidos políticos, en obediencia y sumisión a los dictámenes de las élites plutocráticas (los públicos y los secretos) saben perfectamente lo que está en juego y los utilizan perfectamente.

Coronel Manrique ( El Correo de España )