
José Luis Rodríguez Zapatero reveló ayer que «hay gente pensando» cómo solucionar el regreso del prófugo Carles Puigdemont a España, como si no pesase sobre él una orden internacional de entrega, un procesamiento por sedición, un juicio pendiente en el Supremo y un tiempo de cárcel. Zapatero vuelve a enredar entre bambalinas, como solo él sabe hacer, recuperando sus tiempos de negociaciones opacas a través de mediadores.
Al igual que en su ‘mediación’ con Venezuela, lo de menos es la dignidad de los Estados, la legalidad vigente y la solidez democrática.
Con tal de que la izquierda saque rédito al poder, a Zapatero, como a Sánchez, le importan poco las consecuencias.
Es su eterna obsesión de atropellar al poder judicial con el rodillo del poder ejecutivo. Zapatero y sus terminales en instituciones como el poder judicial o el TC quieren que se indulte a Puigdemont sin siquiera juzgarlo y consintiéndole mofarse de los españoles.
Es evidente que sigue jugando a ser el presidente en la sombra.
ABC