Ábalos se salvó por la campana. Y el PSOE se salvó de tener a dos secretarios de Organización a la sombra. Pero el juez advierte: si avanza el juicio podría decretar su ingreso en prisión. El riesgo crece. De momento la retirada del pasaporte, la prohibición de salir del país y la comparecencia ante el Supremo cada 15 días es valorado como suficiente.
Pero según vaya avanzando el juicio puede que no. Porque el juez sigue advirtiendo riesgo de fuga. Y además considera que existe una “robustez” en los indicios acumulados de delitos. Y no son pocos: cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos y pertenencia a organización criminal. Sospecha además que tenga “dinero opaco” en cuentas de terceros
Por eso el juez alerta del “estupor social” que produce que alguien con tal cúmulo de acusaciones siga teniendo un escaño de representación de la voluntad popular. Porque -no lo dice, pero se entiende- la mujer del César no sólo tiene que ser honrada sino parecerlo. Y no lo parece.
Si para la presidencia de una entidad financiera hace falta “honorabilidad”. ¿Cómo es que no se mantiene la misma exigencia para la representación política?
Que Ábalos mantenga su escaño, ¿no abunda en el creciente divorcio entre la ciudadanía y la política?, ¿no abona el crecimiento del populismo?
En el Congreso ya han decidido que si Ábalos finalmente termina ingresando en prisión será suspendido de sueldo y no podrá votar. ¿No podría haberse tomado esta decisión antes de la reprimenda judicial?, ¿no debería ser el mismo Congreso exigente consigo mismo para velar por su prestigio y reputación?
En el Congreso ha sentado muy mal el comentario judicial del “estupor”. Dicen que el juez debe de aplicar la ley, no comentarla. ¿Tu qué opinas?
Luis Losada Pescador (Actuall.com)