Apreciadas inocentes que carecéis de ese denominado yugo heteropatriarcal que el sectarismo de vuestro padre ha intentado imponer en la sociedad española:

Bienvenidas al mundo real pleno de putrefacción que vuestros padres han esparcido en una España que en su momento vivía normalizada hasta que vuestro progenitor A, a través de una maniobra tramposa, convirtió en anormal todo lo que toca con esa ostentación enfermiza de poder que hoy llama a las puertas de La Moncloa en la que vivís; una llamada de corrupción, la misma que últimamente os hace la vida imposible siendo la diana de los enojos en vuestro entorno escolar.

Ahora empezáis a conocer quiénes son vuestros verdaderos padres. Y no por ellos que os ocultarán las bajezas, sino por la gente harta de soportarlas. Toca a la puerta de palacio y de vuestras vidas una vibración ciudadana que golpea vuestra realidad, ahora que el colegio y los amigos os despiertan del dulce sueño de un espejismo que fue vuestras infantiles vidas de estos últimos cinco años.

Vosotras no sois culpables de ser hijas de quienes sois, pero con todo lo sembrado por vuestros padres, no ignoraréis la cosecha después de que hayan sembrado mal y con cizaña, con odio, los campos de vida de millones de personas.

Pedro Sánchez es un padre que fuera de las paredes de vuestra intimidad familiar ha destrozado la vida de millones de familias con un carácter que en la historia de la Humanidad se considera de tirano. Un tirano es un ser aborrecido por el pueblo que impone sus caprichos contra la gente honrada que malgobierna; es aborrecido por donde pasa y cuando muere es enterrado con el deshonor de sus memorias envenenadas.

Un tirano es Pedro Sánchez, desgraciadamente vuestro padre. Nadie en España ha hecho lo que ha hecho contra los vivos y no contento con ello también se lo ha hecho a los muertos. Enterrar a los vivos con abyección durante una vida para que no levanten cabeza es malo, igualmente desenterrar a los muertos para aprovecharse de ello.

Con vuestro padre los niños dejan de ser niños y hasta se evita que nazcan. Mucha gente se ha suicidado por sus decisiones malvadas. Después de décadas de paz y conciliación, para sacar beneficio personal ha reverdecido rencores olvidados.

No sois culpables de sus maldades y seguramente os habrá mantenido en una burbuja de cariño por esas conveniencias egoístas de quien ama como un capricho aquello que viene de él. Porque vuestro padre no es una persona normal, acaso sea un ser extraño que os muestra su mejor cara familiar ocultando otra que os asustaría.

No sois hijas de un padre normal, siquiera vuestra madre lo sea, sino la consecuencia del destino que os puso al lado de una pareja que en España ha dejado profundas huellas en un barro maloliente, acumulado a las puertas del palacio donde vivís.

Ahora huele mal, ya no hay aromas de flores e infancia. Vivís en un palacio de engaño y mentira que antes fue representación de relativa dignidad y que hoy, ocupado por vuestros padres, es edificio de deshonor, malignidad y engaño contra toda una España consciente de que no hay nada normal en el sitio donde vivís.

Cuando erais niñas, allá por el 2020 vuestro padre fue el impulsor de la muerte de nuestros padres. Carente de emociones o empatía ante la tragedia aprovechó la pandemia del covid para que mucha gente muriera sin poder ser asistida. Tampoco nos dejó velar a nuestros muertos y los enterramos en soledad.

Encerró en sus casas a más de 40 millones de personas de todo un país con mentiras y manipulaciones y lo hizo fuera de la ley. Los amigos de vuestro padre aprovecharon el encierro para enriquecerse mientras llorábamos la muerte de nuestros seres queridos. La gente del partido que habéis conocido allí son monstruos de pesadilla.

Con razón vuestro padre no es querido, más bien es detestado por donde aparece y poco sabéis de la imagen pública que tiene en el mundo entero. Parecéis hijas de un hombre importante, pero importante es el hombre, la persona que se dirige por la vida con honradez y honor, todo lo contrario que es vuestro padre siendo un ejemplo de deshonra, maldad y oportunismo.

Oportunismo, queridas inocentes, es lo que se dice de quien se aprovecha suciamente de las circunstancias en que se obra sin conciencia. Y hay quien dice, todos expertos médicos, que las anormalidades de vuestro padre son consecuencia de una enfermedad que se llama psicopatía. Lo cierto es que cuando seáis adultas  descubriréis si sois como él o por el contrario, a poco que Dios os haya dado conciencia, os daréis cuenta de quién es verdaderamente, distinto a vosotras.

Estos días estáis descubriendo la vida y la identidad de vuestros progenitores que han pagado con dinero de los demás sus lujos, artimañas personales y políticas, además rodeándose de gente que está cortada por el mismo patrón de poca honra que los define.

En el colegio o universidad no los aguantan y no es por vosotras, pues sois inocentes de tener los padres que el mundo detesta. Es una injusticia que seáis víctimas de las obras de vuestros progenitores que además intentan escapar de una propia trampa a la que sus malas obras les han llevado.

De vuestro progenitor B, no sé si la llamáis mamá, se sospecha internacionalmente de haber hecho cosas muy malas y un juez ha decidido investigar para saber si vuestra madre es honrada. Además, también se sospecha que esas cosas malas también las podría haber hecho vuestro padre y si se descubriera podría haber consecuencias que los llevarían a dar explicaciones ante la Justicia.

Por eso están acosando al juez-hasta filtrando el número de teléfono  de su hija-que cumple con su deber para averiguar qué han hecho esos padres que idealizabais y que hoy empezáis a conocer. Porque la gente no los soporta. Porque si se es bueno se recogen cosas buenas y si no se es, al final se sabe. No sólo se sospecha que hicieron malas cosas sino que también vuestro padre aprovechó ser presidente de una España a la que ha traicionado para ocultar los trapos sucios de negocios que no son limpios.

En el destino estaba ser hijas de quienes sois, sólo os deseo la conciencia para reconocer el bien y distinguirlo del mal cuando tengáis consciencia para saberlo, escapando del destino de vuestro padre que parece haber vendido el alma al diablo. Y ese contrato siempre se paga. Así que es mejor ser honrado y digno por uno mismo a pesar de otras malas influencias.

Os deseo lo mejor, pase lo que pase.

Ignacio Fernández Candela (ÑTV España)

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Humanidad,

Última Actualización: 28/04/2024