La maldita podemia, ese conjunto miserable de vividores pijoprogres, ineptos y malvados, se ha descolgado con un mensaje en las redes sociales pidiendo perdón al moro por haber celebrado las procesiones de la Semana Santa en las calles de nuestras ciudades.
Es vergonzoso e intolerable que una canalla como esta de la podemia se permita hablar en nombre de los españoles y pedir perdón a unos extranjeros que, si quieren vivir aquí, deberán atenerse a las reglas de juego en la misma medida que nosotros nos atenemos a las de ellos si vamos a sus tierras.
Cómo se puede tolerar que un grupo de malnacidos y malnacidas se arrastre a los pies de una minoría, venida de fuera de nuestras fronteras, para pedirle perdón por la práctica de una de las más inveteradas tradiciones que se mantiene viva, desde siglos, en nuestra Patria, para pedirle perdón por practicar nuestra Religión, mayoritaria en España y base de nuestra civilización.
Parece que esta lacra podemita se olvida de que, en esta última Semana Santa, ha participado, de una u otra forma, más del 65% de los españoles y eso según los datos del CIS por lo que podemos considerar que tal porcentaje ha sido superior. Una tradición fuertemente arraigada en España, cada día más, que se vive con intensidad y devoción en todas las ciudades, villas y pueblos de nuestra Patria, incluso en los rincones más apartados.
Somos un país tolerante, de hecho, los musulmanes practican, como no podía ser de otra manera, con total libertad sus oficios religiosos, incluso algunos de ellos en la vía pública sin que nadie los moleste y sin que esta colección de depravados y depravadas podemitas hagan protesta pública alguna contra estos colectivos, antes bien, todo lo contrario.
Quién diría que la podemía es acérrima defensora de las mujeres y sus derechos. Jamás los hemos visto levantar la voz para clamar por los de las mujeres en los países musulmanes en los que se les exige vestirse con burka, se les limita el acceso a determinados espacios solo accesibles para los hombres, no son sujetas de los mismos derechos que el sexo masculino, incluso pueden ser lapidadas públicamente sin son reos de adulterio, etc.
Tampoco sé cómo se pueden atrever a levantar la bandera lgtbi cuando en los países de la esfera musulmana tales conductas están prohibidas y son perseguidas a muerte sin que esta gentuza pijopreogre levante una sola voz de protesta.
Y ahora, toda esta colección de miserables de la podemia se rasgan las vestiduras y corren a postrarse a los pies del moro para pedirle perdón por nuestra Semana Santa y por nuestras procesiones.
Todavía recuerdo las palabras de aquella estulta podemita andaluza que, cuando su caterva política despegó, creyendo que se iban a comer el mundo, hablaba de una posible supresión de la Semana Santa. Las últimas elecciones en esa Comunidad la pusieron en un sitio otorgándole 5 escaños lo que significa que tal opción va en total decremento.
Nosotros, los españoles, somos los únicos dueños y señores de nuestra Nación y los herederos de nuestra historia y nuestras tradiciones. Nadie de fuera, por muy tolerantes que seamos, está legitimado para criticar nuestras acciones o la práctica de nuestras tradiciones y muchos menos exigir que las cambiemos, en la misma medida que nosotros no les exigimos que ellos cambien las suyas.
Tipejos y tipejas de la calaña de esta perniciosa podemía, afortunadamente en serio trance de desaparición, no tienen cabida en nuestra Patria toda vez que su único fin es acabar con ella como Nación, por ello, en la próxima cita electoral, hay que hacerlos desaparecer de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.
Sin embargo, que nadie crea que el objetivo es acabar con la Semana Santa como tampoco lo es el hacerlo con los Toros; ni tan siquiera se trata de lamerle el culo al moro del que se sirven para granjearse un puñado de votos, su único objetivo es que España pierda su identidad, su alma y desaparezca como Nación, un objetivo que han convertido en obsesión y que nosotros deberemos evitar al precio que sea.
Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)