Prescindamos de hablar de cuando yo era joven, que los ministros eran señores metidos en años, reputados profesionales con experiencia de lo que más conviniera al ministerio que ocupaban y de probada solvencia moral. Pero todo eso paso de moda.
La Transición, que fue un período convulso y violento, estreno una clase política un poco más joven que la anterior, pero todavía con suficiente preparación y experiencia en el lado del centro y la derecha, aunque no así en la izquierda, que mayormente eran farfulleros y sindicalistas.
Pero este tiempo paso. Y hoy tenemos una clase política en el ala de la izquierda emergente: una vicepresidencia y cuatro ministerios en el Gobierno de España, que anuncia que la siguiente será de parvulario. En general, vagos, sin preparación ni experiencia, gentes que no han pegado “palo” en su vida, pero ya instalados de por vida.
Cuyos ejemplos más significativos son: el acomplejado Alberto Garzón, el mismo que se casó vestido de “principito”, que, hasta el día de hoy, no sabe lo que es trabajar; Iñigo Errejón o “cara palo”, un experto en salvar obstáculos y colocarse en línea de salida, y Rita Maestre, que enseñando las tetas ardía en deseos en “quemar iglesias católicas, preferiblemente con fieles dentro”. Los tres en la estela Eduardo Madina, el mayor indemnizado de la historia de España, cuya razón fue que el chico jugaba al voleibol.
En resumen, que para ellos la política es el trampolín para dejar de vivir de sus padres, y para ellas una pasarela para lucir modelitos… “Quién os ha visto y quién os ve”. Me da por pensar que, si a ellos se les vota por la capacidad que tienen para extender talones (cosa que no habían hecho en su vida), en el caso de ellas lo que prima es el físico.
Y esto sin hablar de la catadura moral de muchos de ellos, porque ellas ya se han definido como “borrachas” y “abortistas”. Como, por ejemplo, de la catadura moral de Pablo Iglesias y de Juan Carlos Monedero, según lo publicado, y no rectificado, por María Palmero en Vózpopuli, el 8/4/2021, sobre la experiencia de Fernanda, una joven de 29 años, narra lo que le sucedió hace diez años mientras estudiaba en la Universidad Complutense de Madrid, donde trabajaban como profesores Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, entre otros.
Cuenta que Monedero tuvo una actitud impropia con ella en un bar y que Iglesias la “acorraló” para intentar ligar con ella cuando tenía, apenas, 18 años. La joven también narra cómo un tercer hombre, amigo de Monedero y Pablo Iglesias, la siguió hasta su casa a pesar de que ella le dijo en repetidas ocasiones que la dejara en paz.
Pues a todos ellos damos de comer, ¡y como comen!
Lo dicho, ¡el sistema!
Pablo Gasco de la Rocha (ÑTV España)