Corea del Norte es un pequeño país del oriente asiático conocido ente otras cosas, por la dura guerra que sufrió en la década de los cincuenta del pasado siglo con la que es su vecina, Corea del Sur. La guerra que de alguna manera fue el anticipo de la del Vietnam, contó con la participación del Ejército norteamericano y finalizó con la división de los dos países por el paralelo 38.

En la actualidad los españoles conocemos fundamentalmente a Corea del Norte por el tirano que la preside, un sujeto auténticamente peculiar, distinto, al menos en las formas, al resto de tiranos que en el mundo hay.

Kim Jong-un es su nombre, aunque coloquialmente se le conoce como el coreano gordito, pequeñito y cabezón. Poco más se sabe de él, incluso se desconoce con certeza su edad. Unos dicen que nació en 1982 y otros un año después. Ha tenido educación a la europea, en Suiza y habla varios idiomas. Lleva imponiendo su ley a los coreanos desde diciembre de 2011 cuando sustituyó a su padre.

Kim II – Sung, el presidente todopoderoso que entregó el poder al padre de Kim Jong-un exigió que en el preámbulo de la Constitución que en su día se aprobó en Corea del Norte, él figurara como presidente eterno de la República. Significativa imposición, sin duda .Esperemos que no cunda el ejemplo en España.

Kim Jong-un, el tirano presidente coreano educado en Berna tiene tanto atemorizados como subyugados a todos sus compatriotas; está muy restringida la entrada y salida de ese país; hay una total opacidad en la gestión política; nadie del exterior sabe nada de nada del acontecer diario de los norcoreanos. La sumisión del pueblo norcoreano a su líder es absoluta tanto a nivel civil como militar.

Todos los españoles vemos con frecuencia como cuando aparece antes sus súbditos, estos le vitorean, aclaman, aplauden y adoptan una actitud genuflexa. ¡ Pobre de quien no lo haga! . Además, este peculiar presidente, con cierta frecuencia, no para de desafiar bélicamente a Norteamérica y hace ostentación permanente de su poderío militar.

En España, este país o Estado que se dice ahora, no tenemos un presidente del gobierno gordito, pequeñito y cabezón, no, ni mucho menos, tenemos a un narcisista de libro, algunos analistas lo consideran un psicópata de manual, un mentiroso compulsivo, otros un autócrata pues ejerce todo el poder del Estado, algunos lo definen como un sátrapa ya que le gusta el gran lujo y le encanta abusar de su poder. Traidor y felón son en la actualidad los calificativos que gran parte de los españoles más le lanzan.

El proceder de este presidente en estos últimos cinco años, no lo voy a detallar en este artículo, lo resumiré diciendo que ha sido peor que una plaga bíblica. Solo me ceñiré al acto nauseabundo de hace unos días en la presentación de “ su “ libro. Este panfleto, que por supuesto no ha escrito él, tendrá la misma calidad que su primer “libro” y estará a la altura intelectual de su bochornosa y plagiada tesis doctoral.

Tras la presentación de la obra y en el coloquio con nuestro “gran timonel” hubo comentarios del supuesto autor del libro hasta para mofarse de los españoles mencionando con sorna al mediador internacional que ha dirigido las conversaciones en Suiza entre dos grandes intelectuales españoles – eminentes, es aún poco calificativo dado los estudios que ambos poseen – firmantes del acuerdo de ruptura de España.

Ante estos comentarios y otros por el estilo, los catorce ministros – ¡14! – asistentes a la presentación del libro de su gran líder no solo reían sino que también aplaudían. Sin embargo, a la sesión parlamentaria en el Congreso donde se debatía la ley de amnistía, ni apareció el presidente ni la mayor parte de sus ministros. En esa situación comprometida mandó a un subalterno de poco fuste, un “agradaor”, pues no había aplausos.

Siguiendo las costumbres del tirano norcoreano no es la única vez que esto sucede, me refiero a los aplausos: el Kim Jong-un hispano ya ordenó, esta vez a todo su consejo de ministros, un recibimiento igual al que le dispensan habitualmente al sátrapa asiático, y los 22 ministros y ministras, claro está, le recibieron a las puertas del palacio de la Moncloa con unos más que efusivos aplausos.

Creo recordar que la inefable Marisú Montero era la más entusiasta, motivo por el cual el Kim Jong- Un hispano o el Kim Jong Dos como se prefiera, premiará a la magnífica oradora y extraordinaria ministra de Hacienda en un futuro, con un buen cargo en “Uropa” como ella dice o en una embajada. Acaso sea la de Corea del Norte, donde se sentirá como en casa.

Kim Jong – Dos, no obstante, tiene aún un reto por conseguir de lo poco que ya le queda por alcanzar. Quiere que también los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y los tres Ejércitos le aplaudan a rabiar, le vitoreen y adopten ante SU persona actitudes reverenciales.

Me consta que ni en ninguna de esas respetadas y queridas Instituciones Kim Jong – Dos es muy apreciado pero estoy convencido que tanto el ministro del Interior como la titular de Defensa se pondrán en primer tiempo de saludo para que cuando su eterno presidente se lo ordene, militares guardias civiles y policías estarán obligados a vitorear y aplaudir rabiosamente a Kim Jong – Dos o a Kim Jong español cuando él mismo lo desee.

Este nefasto personaje es capaz de todo. Tiempo al tiempo.

José M. Velasco Lucas (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

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