Pedro Sánchez ha escuchado hoy, a las puertas de La Moncloa que ocupa con viles estrategias de forajido, el grito de una España que lo desprecia visceralmente y que desea verlo encerrado en el manicomio del que proviene, el de una putridez moral encarnada en una familia de aviesos oportunistas y vividores que han tomado a un país maravilloso como si fuese un cortijo particular o una sauna especializada en prostitución institucional.
Encarna el presidente investido por el fraude y la ilegitimidad; por el oscurantismo criminal que ha delatado con orgullo el Santos Cerdán de la piara socialista revelando las negociaciones con Puigdemont antes del 23J. Todo el mundo sabe que Sánchez es un despreciable enemigo de España, quien ha pactado aberraciones que podrían llevarle a sentarse ante un tribunal.
Por traidor, como él mismo confesó al dirigirse a Feijóo espetándole que se podía haber ahorrado la humillación a España y poner en riesgo la Seguridad Nacional, si el PP hubiese cedido los votos que necesitaba para ser investido presidente. Confesiones como estas habrían costado la vida política a no pocos mezquinos personajes de la Historia que supieron guardar las apariencias de sus intenciones, para que el pueblo no los llevaran en volandas al cadalso del descrédito y de la ira popular.
España no necesita más pruebas del carácter criminal de Pedro Sánchez y de la caterva de diputados que han secundado impunemente, hasta ahora, la alta traición chaquetera y chabacana de miembros socialistas sin decencia que en otros tiempos habrían sido llevados a juicios del pueblo para ejecutar la Ley del Talión. Porque el daño propiciado arbitrariamente contra un país otrora estabilizado sería castigado con pena de muerte, política, en cualquier lugar del mundo.
Recapitulando todo lo sucedido este último lustro y calada la catadura moral de estos bastardos de la democracia, es fácil entender los exabruptos, las ilegalidades y la sospecha de criminal gestión de todos y cada uno de los ministros de esta manada carroñera que han conformado el social comunismo contra los españoles.
Llegados al punto de alertarse contra los enemigos que maniobran desde el gobierno criminal sanchista, España resurge como un tsunami dispuesto a arrastrar con una ola democrática la barredura del PSOE que se enfrenta contra millones de ciudadanos: españoles descendientes de los héroes que con su sangre regaron de honor y resistencia sus voluntades por la defensa de una patria que ha ultrajado un miserable y amoral estafador de la política.
Una pandilla de miserables ha provocado un despertar de España que ya no podrán frenar. Al tiempo.
ÑTV España