Bajó un día de su nube,
para pisar sobre el suelo
y vio que no era bailarina,
y ya no tocaba el cielo.
Quiso morir de tristeza,
quiso morir de dolor,
quiso elevar un rezo,
que le llegase hasta Dios.
Pidió aprender a volar,
a bailar como antes danzaba,
y Dios le tocó con el don,
con el que ella soñaba.
Feliz descanso y mucho ánimo.