Fuímos el verso perfécto
que jamás se convirtió en poéma.
La parte inconclúsa de los lábios
que no supo convertirse en beso.
Ese trocito inacabado del Amor
que nos convirtió en fugáces.
Y ese pedazo egoísta de los «te quiero»
que convirtió los «te» en «me»…
Feliz tarde y mucho ánimo.