Esta agua medrosa y triste,
como un niño que padece,
antes de tocar la tierra
desfallece.
Quieto el árbol,
quieto el viento,
¡y en el silencio estupendo,
este fino llanto
amargo cayendo!
El cielo es como un inmenso
corazón que se abre, amargo.
no llueve: es un sangrar lento y largo.
Gabriela Mistral
Feliz Domingo y mucho ánimo.