Todavía recordamos, pues lo tenemos fresco en la memoria, aquel movimiento, en apariencia popular, de mayo de 2011, cuando, por lo que nos quisieron hacer creer, toda aquella colección de vagos y maleantes, “jóvenes universitarios muy preparados”, venían a cambiarlo todo, a terminar con la forma de entender, hasta entonces, la política, aportando savia nueva, incompatible con la galopante corrupción de los grandes partidos.

Nos hablaban del poder de las clases populares, de que ellos venían de barrios obreros que jamás abandonarían, de la gobernanza para el pueblo y tantas frases que a todos les gustaba escuchar, aun a sabiendas que todo era una burda y gran mentira.

Zapaterito, el tipo más deleznable, junto a su sucesor sociata, de la historia reciente de España, les permitió, sin cortapisa alguna, acampar y campar a sus anchas en la emblemática Puerta del Sol, convertida en una suerte de macro asamblea permanente de “políticas”, manejada, hábilmente, por la izquierda y la ultraizquierda más recalcitrantes.

Recuerdo que, por aquellos días, me encontraba en Madrid y me acerqué a ver aquella cochambre en la que convirtieron uno de los enclaves más visitados de la Capital. Todo era suciedad y podredumbre en consonancia con la mayor parte, vagos profesionales, de los que allí se encontraban acampados.

También recuerdo que una de sus grandes demandas era lograr el empleo para la juventud, aun cuando estoy seguro de que si alguien se acercase con diez contratos de trabajo en blanco, volverían exactamente igual, sin firmar, pues ninguno de aquellos quería trabajar, buscando, únicamente, como así fue, vivir de la sopa boba a cuenta de los demás.

Sin embargo, lo que más llamaba la atención era ese afán de terminar con la corrupción política. Un anhelo muy loable, caso de que fuese verdad.

Consecuencia de aquello, muchos cayeron en la trampa, creyendo ver en todo aquel montón de basura comunistoide un rayo de esperanza para limpiar la más que corrupta clase política.

Al final, una vez que se granjearon el voto de los incautos y de los tontos, aquellos “chicos tan preparados” asaltaron el poder, al menos en parte, en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, logrando, igualmente, una amplia representación en el Congreso de los Diputados, todas sus promesas cayeron en el olvido.

Nada más pisar moqueta, los barrios obreros se reemplazaron por chalets con piscina en zonas lujosas; el coche oficial sustituyó a la proletaria bicicleta; los vestiditos de marca sustituyeron a la ropa zarrapastrosa a la que nos tenían acostumbrados; comenzaron a volar en falcon; beneficiaron a sus correligionarios, perjudicando al resto; se prevalieron de sus cargos y carguitos para abusar; se repartieron los puestos entre los amiguetes y amiguetas, a cambio de “favores” de todo tipo, sin tener en cuenta, siquiera, su preparación humana e intelectual; de tal suerte que, una simple cajera, pasó, de la noche a la mañana, a ser ministra, simplemente por el hecho de ser la “favorita” del macho alfa. Una carrera, sin duda, fulgurante.

Por supuesto, todo aquello de acabar con la corrupción pasó de inmediato a un segundo o tercer plano, sin importarle lo más mínimo a ninguno de ellos/ellas/elles, ya que su única preocupación no es otra que enriquecerse a cuenta del pueblo.

Una buena prueba la tenemos ahora con su grado de complicidad manifiesta con la corrupción galopante que asola España. ¿Dónde está toda la malvada podemía y la “picotuda” ferrolana con su mariachi, entre el que se encuentra la estúpida esa de la MEMA, obsesionada con cargarse Muface? No los vemos salir a la calle, incluso de nuevo a la Puerta del Sol, a manifestarse, clamando contra la corruptela. Incluso, ahora, con sus votos, con su presencia en el gobierno, son, cuando menos, cómplices necesarios de la grave situación que atraviesa España.

Al final, como sospechamos desde el primer día, todo aquel montaje de mayo de 2011 no fue más que una burda excusa, un engañabobos para encaramarse a la política y así practicar la corrupción, que tanto criticaban, como los demás.

Lo tenéis a huevo, como se suele decir, unos y otros, unas y otras, unes y otres, no tenéis más que dejar de apoyar al gobierno con vuestros votos para echar a patadas a los sociatas, que se convoquen, de inmediato, nuevas elecciones y así poner a cada uno en su sitio. Sin embargo, es un riesgo que hay que asumir ya que, de sobra sabéis, que en la próxima cita electoral, hagáis lo que hagáis, el pueblo que ya os conoce os dará, para siempre, la espalda, perdiendo todas vuestras prebendas y privilegios, y sabéis que, no siendo de la sopa boba, ¿de qué vais a vivir?

Eugenio Fernández Barallobre  (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 26/11/2024

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