La imagen de un rico con clase, arruinado, un ex que guarda el patrimonio de su memoria y la de sus ancestros con añoranza discreta, resulta respetable porque protege lo que fue y no dilapidado los restos de su alcurnia.
Ese perfil de gente venida a menos tras varias generaciones de reconocimiento social, memoria familiar y posibles, sigue siendo un valor estético que protege la dignidad de lo que fueron con elegante discreción, y aunque las circunstancias de la vida les hayan disminuido, no dilapidan el patrimonio de sus recuerdos.
Algunos van impecables hasta con un discreto remiendo, pero sus zapatos negros brillan, sus camisas no tienen una arruga, su cabello poblado conserva algun rizo , su traje antiguo no ha pasado de moda, de vez en cuando sablean a un amigo , beben con discreción pero jamás pierden su estilo de gentleman .
Enfrente están los nuevos ricos de la política, caballeros sin alta alcurnia que saben idiomas y va en coche oficial, pero les garantizo que algunas señoras putas también hablan inglés y se suben a coches caros y no por eso se creen que han ascendido al Olimpo.
Los Boris Johnson, los Donald Trump y los Pedros Sánchez tienen toda la pinta de eructar después de comer sobre todo si van vestidos como el de la foto que carece de un fondo de armario adecuado para que en Marruecos no le confundan con un vendedor de chuparquía.
Diego Armario