Bueno, en mayor o menor medida todo ser humano la comparte en algún momento…Es un escape.
Lo malo es cuando ese individuo la convierte en recurso permanente y carente de toda auto crítica, hace de ella un modo y esperanza de vida y la disfraza de ideología.
¿Que por lo que sea no me va bien?…¡Claro!…la culpa es de otros; de la sociedad, del entorno ¡Nunca del sujeto!
Ahora de nuevo en campaña, este colectivo de victimarios se convierte en piara a la que los desaprensivos falsos profetas, ofrecen pitanza…No ofrecen trabajo, no presentan propuestas de mejora personal…Simplemente “bonificaciones”
Y el discurso se materializa siempre de igual manera:
¿Qué consideras que estás jodido?…¡No patiscas…aquí estoy yo con las “ofertas electorales”
No analices las causas de tu estado por si eso te lleva a la crítica personal…a asumir tus propias limitaciones…¡Siéntate a la puerta de tu casa, si tienes casa y silla y a esperar la dádiva…!
No llegará, pero tu mientras tanto disfrázate con los harapos del resentimiento; ponte la careta de cualquier ideología radical y…
¡Busca culpables en otros!…
No reflexiones desde lo razonable ya que eso puede que te llevara a tener que reconocer tus propias limitaciones.
Y llegado el momento, vota falsas promesas…¡Sigue en la inopia permanente en la que te has instalado!
¡¡¡Paguitas…paguitas…!!!
Por cierto, en el campo de los sentimientos, también ocurre…Pero de eso, si acaso hablaremos otro día.
Agustín Muro