Los últimos movimientos de Pedro Sánchez aprovechando el desconcierto de la Oposición, enfrascada en exterminar las esperanzas de millones de ciudadanos, deja fuera de juego la funcionalidad de la democracia si es que en alguna ocasión la hubo con Pedro Sánchez.
Con la sospecha de que se manipularon las elecciones del 23 J, con toda la maquinaria de los medios comprados y las redes sociales al acecho del denunciante, el engranaje artificioso de la investidura de Sánchez chirría estruendosamente, con la asociación de los enemigos de la Constitución esperando su nueva oportunidad para chantajear a España de modo definitivo.
La presión social y política se centra en la Corona y Sánchez espera que el propio chantaje a Don Felipe VI incline la balanza para ser propuesto a una investidura tan ilegítima como los ardides y mentiras que le convirtieron en presidente de gobierno, después de engañar sin escrúpulos a su propio electorado.
Aunque los bandazos e incongruencias de Núñez Feijóo le obstaculicen por sí mismo, es el ganador legítimo del 23 J y a quien le corresponde intentar la investidura antes que a Sánchez: el perdedor que además de trampear las elecciones se posicionó como ganador, con esa intención marrullera que caracteriza su modus operandi de hacer política desintegrando España.
A Su Majestad el Rey, en estos momentos tan delicados como decisivos, le corresponde históricamente la oportunidad de cumplir la Constitución ante España y los españoles.
Ignacio Fernández Candela (ÑTV España)