En los últimos días, algunos medios de comunicación como OkDiario, han publicado una noticia de relevancia médica, la cual es a mi juicio bastante seria y preocupante. Una vez más, el régimen de Pedro Sánchez toma medidas perjudiciales para la salud y bienestar global de los ciudadanos españoles.
En esta ocasión, por su interés en blanquear todavía más uno de los pilares del wokeismo actual, el cual no es otro que la delincuencia multicultural a causa de una inmigración descontrolada. Todo apunta a que para Sánchez no ha sido suficiente con montarse un tour por «Jovenlandia», con la excusa de encontrar mano de obra pese a ya tenerla disponible en España.
 Concretamente, la noticia mencionada reporta la existencia de graves irregularidades a la hora de controlar las posibles enfermedades que puedan portar los inmigrantes llegados a Ceuta. Sin ir más lejos, la viruela del mono no entra dentro del grupo de patologías analizadas mediante hemograma a los forasteros, lo cual es desde un punto de vista sanitario incoherente y un auténtico atentado contra la salud pública por parte del gobierno.
Esto es así porque debemos tener presente que incluso organismos internacionales como la OMS, han llegado a clasificar esta enfermedad como una emergencia sanitaria global. En consecuencia, ¿ qué es lo que pretende el sanchismo con estas esperpénticas medidas? Fundamentalmente, contribuir al relato del buenismo con los MENAS y del supuesto problema del racismo, pero a costa de nuestra salud.
 No obstante, tampoco debería sorprendernos esta actitud del ejecutivo, pues bien sabido es que aquellos que denunciamos cualquier aspecto de la ideología woke, estamos destinados a formar parte de lo «políticamente incorrecto».
La izquierda, e incluso algunas facciones del peperismo más tibio y acomplejado, se encuentran empeñados en negar la realidad y en no enfrentarse a los problemas de la gente. Cada vez es más evidente que darle alas al islamismo solo deriva en un incremento de inseguridad, homofobia y misoginia, porque es una religión incompatible con los valores y las sociedades occidentales. Es necesario demandar seguridad en nuestras fronteras y exigir mano dura frente a la delincuencia, porque España se encuentra en un considerable peligro de pérdida de identidad.
 Además, al haber elegido ser un futuro miembro de la profesión hipocrática, me veo en la obligación de avisar a los lectores del presente artículo, que estamos bajo el yugo de un gobierno cuyas decisiones a menudo son tomadas ideológicamente y sin ningún tipo de criterio sanitario firme.
En los últimos años son numerosos los ejemplos que lo demuestran, siendo uno de ellos el famoso «comité de expertos» del actual presidente de Cataluña. Durante la pandemia, el sanchismo aprovechó la situación para instaurar una dictadura cienciológica, donde los ciudadanos fueron sometidos a sanciones e imposiciones anticonstitucionales, así como que buena parte de los sanitarios se vieron condenados al abandono ante un virus totalmente desconocido.
 También es importante no olvidar en este análisis, que el sanchismo y sus compinches han promulgado leyes en las últimas legislaturas, con el único fin de ignorar el criterio médico e imponer el decadente wokeismo 2030. Tal es el caso de la aberrante Ley Trans, la cual justifica que jóvenes de tan solo 14 años tienen derecho a cambiar de sexo si así lo solicitan.
Esta visión negativa ya no solo pertenece a un servidor, sino que también la propia vicepresidenta de médicos de Madrid, Luisa González, ha manifestado públicamente el malestar general existente en el gremio.
Es posible encontrar su intervención en un programa de Telecinco, donde argumenta que es una ley acientífica, así como que mantiene desinformados a los pacientes sobre las profundas consecuencias psicológicas y fisiológicas que implican los cambios de sexo. Entre ellas se encuentran problemas de fertilidad, insatisfacción en el acto sexual o incluso se ve incrementada la posibilidad de desarrollo cancerígeno.
 A lo largo de mis artículos previos, también he desmontado en profundidad las mentiras y la falsa sensación de libertad que parecen implicar las leyes de eutanasia y aborto, cuando en realidad son un ataque frontal a la Bioética clínica y al Juramento Hipocrático.
Estas leyes, una vez más, acaban provocando daños irreparables en la relación médico paciente, porque no tienen como resultado que el médico lleve a cabo su correcta función: curar, consolar y aliviar al paciente.
Por tanto, debemos ser conscientes de que la razón por la que se decide aislar el criterio médico de la política sanitaria responde a motivos ideológicos, pero también económicos. El genocidio abortista genera importantes sumas de dinero, y la eutanasia es el resultado de ensalzar una cultura de la muerte y que desprecia la vida humana.
 En conclusión, pienso que los españoles debemos mantenernos alerta y en extrema preocupación, porque el wokeismo y la agenda 2030 están imponiéndose frente al punto de vista médico en la práctica totalidad de la legislación relacionada con el mundo sanitario. Todo ello surge por culpa de la dictadura posmoderna que nos ha caído encima, y que ya ni su propio líder tiene pudor en ocultar.
La reciente expresión de Sánchez «Vamos a avanzar sin la oposición y sin el poder legislativo» supone un claro mensaje de autoritarismo, así como de falta de respeto hacia la separación de poderes que implica la democracia.
Pese a ello, debemos mantener nuestras esperanzas y orar al Paráclito para que ayude al pueblo español a sobreponerse del satánico socialismo.
ÑTV España

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Política,

Última Actualización: 10/09/2024

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