Si un día un tribunal internacional juzga a los asesinos, carceleros, abusadores, narcotraficantes, ladrones y violadores de los derechos humanos de los ciudadanos de Venezuela, espero que el fiscal de ese macro proceso acuse también a los cómplices y colaboradores necesarios de esos crímenes , que se han enriquecido colaborado con el patético Nicolas Maduro.

A  estas horas numerosos países, entre los que no esta España, han denunciado el fraude electoral, algunos han retirado sus embajadores, y se han sumado a un clamor que exige el recuento de los votos y el reconocimiento de un resultado que han verificado observadores internaciones e institutos demoscópicos de reconocido prestigio.

El pueblo está en la calle, la prensa internacional permanece en Caracas como testigo de las protestas pacíficas  y valientes de la población contra el fraude electoral del gobierno,  algunos grupos de militares han declarado  que están con la población,  y Nicolás Maduro siente miedo. El miedo de los Cheauchescu ronda sus cabezas.

 Me dan mucho asco palanganeros como Zapatero o el patético Juan Carlos Monedero , que tienen costra en sus conciencias  y son cómplices de una dictadura asesina que les paga por sus servicios de blanquear una imagen pútrida. Temen que se les cabe el chollo ahora que ven cómo una de sus fuentes de ingresos con olor a delito, está en riesgo.

No existe nada más despreciable que un cómplice a sueldo de un dictador que le roba a su pueblo el derecho a votar libremente, a comer y a elegir a sus representantes.

Mientras tanto el pueblo de Venezuela, hambriento de libertad, de respeto y de recursos para sobrevivir, cree en esta ventana medio abierta a un sistema político hay que defenderla, y espera que toda la comunidad democrática internacional – incluido el tibio gobierno de España – se ponga de su lado, algo que ya han hecho gobiernos latinoamericanos de izquierda como Chile o Brasil.

La represión chavista ha dejado en las primeras horas siete muertos pero al pueblo se le ha acabado el miedo. Mujeres valientes lideran el discurso por la libertad en las calles.

La dictadura es un cáncer que se expande. Es un sistema sin división de poderes, con privilegios exclusivos y  sin un poder judicial independiente. ¿Os suena a algo?

Diego Amario

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 05/08/2024

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