El señor fiscal del juicio que desde Octubre se viene celebrando en Santiago de Compostela se ha desdicho de sus conclusiones provisionales y ha «desimputado» al que en las fechas del accidente era el Director de Seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte. Se suma y asume al alimón, la opinión de la Abogacía del Estado.
¿Ahora ya no es cierto lo que decía en sus conclusiones provisionales: «el trágico accidente no habría sucedido» si como máximo responsable de la Dirección de Seguridad en la Circulación de Adif «hubiese evaluado y gestionado el riesgo de exceso de velocidad»?
¿Por qué y en base a qué se desdice de lo anterior y dice ahora que en su condición de Director de Seguridad no infringió el deber que ostentaba y que actuó con los procedimientos incluidos en el sistema de gestión, con una normativa basada en normativa europea?
Es más, dice ahora que el proyecto que echó abajo el original, fue diseñada de acuerdo con las normas técnicas y que respeta los códigos prácticos de Adif. ¿Qué ha pasado para que cambie usted de opinión tan radicalmente?, ¿habrá intervenido el Fiscal General del Estado haciendo valer la jerarquía y la obediencia debida?
Vaya papelón de la Fiscalía que en vez de defender los intereses de las víctimas de esta enorme tragedia, se alinea con los intereses de un alto cargo de Adif, cuando para ello ya está la Abogacía del Estado. Señor Piñeiro, D. Mario, ahora resulta que para usted, todo estaba bien:
¿Le parece bien el cambio del proyecto original que preveía que el ERTMS llegase hasta la misma estación, modificado de prisa y corriendo y que este cambio se produjo, como siempre, a mayor gloria de los políticos, en este caso de un intrigante señor Blanco, apodado «Pepiño», que quería vender a toda costa que ÉL había llevado el AVE a Galicia? Megalomanía en estado puro.
¿Le parece bien que se adelantasen los plazos de finalización de las obras para que antes de que concluyese el mandato del Psoe se pudiese producir la inauguración de las mismas?
¿Le parece bien que al toque de firmes todos los lacayos de Adif se olvidasen de hacer los preceptivos análisis de riesgos sobre lo que suponía que el sistema ERTMS no llegase hasta Santiago?
¿Le parece bien también que, a petición del Director de Seguridad de Renfe, se desconectase el sistema ERTMS embarcado a bordo de los trenes?
¿Le parece bien que las advertencias del Jefe de Maquinistas señor Mazairas sobre la peligrosidad de la curva en que se produjo el accidente, fuesen desoídas en las Comisiones de Seguridad de Renfe, así como las de otros maquinistas adscritos a la línea?
¿Le parece bien desoír el dictamen de la ERA, máximo organismo ferroviario de la UE sobre que no se llevó a cabo ningún análisis de riesgos?
¿Le parece bien desoír las advertencias y cautelas de la Agencia de Seguridad Ferroviaria Europea sobre la no imparcialidad de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) por su dependencia directa del ministerio y nutrida por ex altos cargos de Renfe, Adif y similares?
¿Le parece bien la labor de zapa que hicieron la ex ministra Pastor, Adif y Renfe, ocultando y demorando informes y pruebas solicitadas por la Plataforma de Víctimas durante la instrucción de la causa?
En definitiva, ¿le parece bien que frente a un despiste del maquinista, en un tren y unas vías que se supone están dotadas de los mayores estándares de seguridad, no existiesen medidas se seguridad alguna, salvo la mera atención y pericia del maquinista? ¿Para ello nos hemos gastado un fortunón en vías, trenes, sistemas de seguridad, etc?
A nadie se le ocurre pensar que pueda existir un delito de malversación de caudales públicos porque tanto gasto y tanta inversión, de nada les han servido a los 81 fallecidos y más de 140 personas heridas y cientos o miles de familiares.
La Justicia es muy proclive a acumular folios y folios en las causas que examina, en este caso más de 50.000 a dos caras, para que al final sólo haya un cabeza de turco. Como se decía en aquella fábula, «tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas», de pruebas, peritajes, investigaciones, declaraciones, etc, para acabar concluyendo que «nada hubiere».
Los que pudieron evitar la tragedia, no es que no hayan hecho nada, es que más bien hicieron todo lo contrario, jugando a la ruleta con lo que los gallegos llamamos la mala fada. Y perdieron, no ellos, sino 81 personas fallecidas, más de 140 heridas y cientos o miles de afectados.
Sólo uno paga por todos y no por la condena si bien no muy estricta, sino por el vituperio y escarnios a la que ha estado sometido, que bastante tiene con la asunción de su culpa. Paga el último eslabón de una larga cadena de presuntos delincuentes.
¡Que asco, señor Fiscal!
José Enrique Villarino (ÑTV España)