De él proviene la luz, energía luminosa del fuego fatuo, producida por la descomposición de los materiales que soportan el entramado constitucional de la España moderna.
De él irradia la seguridad de que el día siguiente no cambiará el devenir del anterior, sino que trascurrirá por idénticos caminos con rumbos prefijados y diferentes que han de converger, una vez transitados, en un punto y momento oportuno que le permita y garantice culminar con la liquidación de la España que conocemos.
Él, digno representante del bárbaro y delictivo socialismo español, ¡qué bien ha sabido atrapar las necias voluntades de sus radicales adictos, y qué bien ha logrado aprisionar sus elementales e ingenuas almas en las redes del actual y desintegrador socialismo!
¿Qué gran placer y deleite puede proporcionarle el tono epicúreo de sus desmanes y tropelías contra España y su Constitución?
A medida que van sucediéndose los meses, los años, cada vez estoy más convencido de que su nombre será difícil de pronunciar; habrá que referirse a él como el “innombrable”. La historia lo incluirá en el grupo de españoles pertenecientes a la quincalla, al desperdicio moral de la sociedad de su tiempo, a la morralla de los políticos de cualquier época.
La “okupación” del gobierno de España acabará como la tragedia del zar Borís Godunov, que al verse abandonado por el pueblo, su experiencia política se resumirá en esta lección de cinismo: ”no agradece el pueblo los favores; lo puedes saquear, matar, y nada perderás con todo esto”
¡Ah, cuánta vida derrochada en infinitas diversiones y corrupciones! Y todo a costa de sus votantes, dispone de una pulsera de todo gratis, de un forfait que le permite incontables veces deslizarse por las pendientes más peligrosas, dando muestras de su absoluta temeridad e irresponsabilidad; Sánchez, nada perderá con todo esto, su permanente acicalamiento para halagar a los enemigos de España , la innata capacidad de enmarañar, de embarrar el terreno Nacional, de enredar y confundir le distinguen como un aristócrata decimonónico, como un petimetre perfumado, como un lechuguino que anda vagando todo el día en busca de galanteos con la peor y más peligrosa hez de la Nación.
Él, Sánchez, nada perderá con esto; ¿puede un pueblo entero componerse de idiotas? ¿el español está idiotizado? El lema al que habremos de acostumbrarnos, de seguir así las cosas, ¡quizá! haya de ser ¡aguantarlo todo y sobrevivir!
Qué ha de ocurrir para que reaccionemos, para no mantenernos impasibles, los golpes han de caer sobre todos; tendremos que ver cómo a los religiosos los cuelgan en los ganchos de carnicero, cómo la libertad y la opinión quedan vulneradas o desaparecidas; cómo se implantan la checa y el terror; cómo España queda desintegrada; cómo es aniquilada la propiedad o bien; cómo don Felipe, Rey de España, toma el tren a Cartagena, para embarcar hacia el exilio.
Él, Sánchez, nada perderá con esto; un pueblo en corto periodo de tiempo pierde su vitalidad social, y sus impulsos valerosos son sustituidos por los de signo contrario, por los cobardes.
Mientras tanto, el petimetre y embaucador socialista, contando con la aquiescencia y beneplácito del partido, nos seguirá enculando, practicándonos el sexo de puerta trasera, el sexo angosto, o con caca, en resumen, nos sodomizará hasta que su mismo gozo lo haga reventar.
A no ser que, antes, apostate de sus placeres, o los españoles con la fuerza de la Constitución y de las Instituciones que garantizan la Unidad Territorial y el Orden establecido decidan tomar cartas en el asunto Nacional.
Antonio Cebollero del Mazo (ÑTV España)