Todavía recuerdo aquella tarde, no puedo precisar el año, tal vez 2012 o 2013, en la que alguien, muy llena de razón, me dijo, en referencia a la naciente malvada “podemia”, “estos si son inteligentes y preparados y no el Marianito”.
Y es que, efectivamente, ocultos tras la falsa piel de cordero de jóvenes y universitarios, como si tales cosas constituyesen aval alguno, se escondía toda una ideología perversa y miserable, mezcla de comunismo de salón, populismo y perroflautismo.
Sin embargo, ese trasfondo no supo apreciarlo una buena parte del pueblo español, harto de políticos corruptos y de partidos cuyo único interés es el propio, quedando deslumbrados con todas aquellas frases huecas de que “seguiremos viviendo en nuestros barrios”, “no toleraremos la mínima muestra de corrupción”, “no admitiremos prebendas ni privilegios” y todo aquel bla, bla, bla, que venía después y que, por descontado, no pasó de una burda declaración de intenciones, que sabían no iban a cumplir, para engañar a incautos que, finalmente, picaron como tontos.
No sucedió lo mismo con los que los conocíamos y sabíamos cuál era su sustrato ideológico, de dónde venían y a dónde querían llevarnos. Pese a todo, de nada sirvieron las advertencias y, de repente, aquella marea de negro y sucio chapapote inundó media España, ocupando puestos en las Cámaras y haciéndose dueños de Ayuntamientos y otras Instituciones.
Luego, con el paso de los años, fuimos sabiendo de su manifiesta incompetencia, de su falta de preparación, de su desidia y, sobre todo, de su maldad perversa y miserable y, de esta suerte, tras una nueva cita electoral, comenzaron a ser borrados de la mayoría de los órganos de representación, aunque eso sí, tras haber llenado bien, como sucede siempre, sus bolsillos con el dinero de todos.
¿A qué podía aspirar toda esta colección de mediocres e indocumentados/as, más allá de vivir a cuenta de los demás, engañando a unos y a otros y tratando de convertir a España en el hazmerreir del mundo entero?
Todos estos miserables, en connivencia con los socialistas -otros que tal bailan-, han convertido o están convirtiendo a España en un auténtico erial donde una buena parte de los derechos y libertades se conculcan diariamente.
Vivimos en un país gobernado por una banda, una banda de auténticos indocumentados, especialmente esa malsana “podemía” -aquellos tan inteligentes y preparados-, la anti-España en estado puro.
La corrupción es galopante, motivo por el cual, para salvar el tipo in extremis, se cambian los tipos penales y así, los socialistas -el partido más corrupto de la Historia de España- con sus eres y los catalonios y podemitas con sus malversaciones, su porcentaje de mordida, etc., se pueden ir de rositas; el dinero público -aquel que aquella lumbrera aseguraba que no era de nadie- se derrocha en estupideces, la mayoría nacidas del escaso nivel intelectual de la otrora “favorita del harén del macho alfa” y de toda esa pléyade de indocumentados/as que le bailan el agua y le hacen la ola.
Se miente en todo de forma sistemática. Se oculta la situación económica real y se maquilla todo aquello que interesa para ofrecer una imagen irreal del estado actual de España. Este gobierno lleva mintiendo desde el minuto uno -no se pactará con podemos, jamás nos aliaremos con los independentistas, nunca nos sentaremos con los filoetarras-, ¿es qué nadie lo recuerda ya?
Se encausa -65 Policías Nacionales están procesados por los sucesos del 1-O- a los que, cumpliendo su sagrado deber, defienden la Unidad de España contra los que pretenden romperla y, sin embargo, los que han tratado de subvertir el orden constitucional, esos se van de rositas.
¿Qué se oculta tras ese afán de bajarse los pantalones ante el gran moro marroquí?, ¿qué sabe su servicio de inteligencia que los españolitos desconocemos? Tal vez, el día que se sepa, más de uno tendrá que sentarse en el banquillo acusado de alta traición y algún partido desaparezca para siempre.
¿Dónde está la pijoprogresía podemita a la hora de exigir justicia para el pobre del sacristán asesinado vilmente por un moro canalla?
Vivimos en un país donde los que lo gobiernan -la “podemía” está en ese gobierno- persiguen con afán su destrucción, ese es su único y primordial objetivo. Amparados en esa perversa Agenda 2030, la de Davos, la del gobierno mundial, la de la moneda única, la de la sistemática limitación de libertades y derechos, la de la falacia del cambio climático, la de las pseudo-vacunas, buscan socavar todos nuestros cimientos como Nación, dándole pábulo y, en ocasiones, la última palabra a los que tratan de sustraernos una parte del territorio nacional o a los herederos de los asesinos etarras.
Se acabará con los conceptos de familia y de religión. Nuestras costumbres y tradiciones, nuestra tradicional forma de ser tan solo será un recuerdo de épocas mejores ya que, en ese supuesto mundo feliz donde ninguno tendremos nada -esa es otra falacia ya que la oligarquía internacional, la masonería y los globalitarios lo poseerán todo- todos seremos iguales, percibiremos una paguita para callarnos la boca y estaremos gobernados por un poder supremo, no elegido por nadie, que regirá nuestros destinos.
Y todo aquel que se oponga, de palabra o hecho, a estos oscuros designios de esa oligarquía mundial será señalado con el dedo acusador y tildado de facha como no podía ser de otra manera ya que es el único argumento, muy manido, que puede esgrimir esta izquierda y ultraizquierda para desprestigiar a sus contrarios.
Un panorama de lo más sombrío y desolador.
Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)