Decía Rodrigo Caro en 1595 aquello de “estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora, campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa”. Una estrofa perfectamente aplicable a la España sociata-comunistoide de hoy. Una auténtica visión de futuro o profética, si se prefiere, la del poeta, ya que esa es la situación de auténtica postración en la que se encuentra nuestra amada España gobernada por los que la están gobernando.
Mal gobernada por intereses espurios, por una cuadrilla de malvados incompetentes, miserables y sectarios que nos están llevando a la ruina con la aquiescencia de todos esos que todavía los votan, que son los mismos que los jalean en público como si de héroes se tratara. Ese es el nivel de degradación moral al que hemos llegado que debería avergonzarnos a todos.
La ruina moral que hemos alcanzado se pone de manifiesto en cada instante. Ahí tenemos el ejemplo de ese individuo que, tras no superar como hombre las pruebas físicas para ganar una plaza en el Cuerpo de Bomberos de Madrid, recurrió al subterfugio de decir, sin cortarse un pelo, que era mujer para así poder, valiéndose de un miserable fraude, acceder a la plaza al ser menos exigentes las pruebas de carácter físico exigidas para las mujeres que para los hombres.
Y lo grave del asunto es que se lo acepten. Un auténtico fraude que deja bien claro en qué país vivimos. Una vergüenza que demuestra el grave daño que nos está causando la miserable y maldita podemía con sus leyes sectarias y canallas.
Sin embargo, de todo esto, los únicos culpables son los sociatas quienes, por un puñado de votos, para mantenerse en el machito, venden el alma al diablo, aliándose con lo más perro y aquí no pasa nada.
Un buen ejemplo lo tenemos en lo sucedido en la reapertura de la catedral de Notre Dame, acto al que no asistió representación española alguna, cuando sí lo hicieron los principales mandatarios del mundo entero.
¿Por qué no se permitió asistir a los Reyes?; ¿ quién se cree que es ese sátrapa de pantalón de pintillo, piernas arqueadas y andares chulescos para vetar la presencia de España en un acto que concitó la presencia de la élite mundial?
Ahí tenemos a ese tipo siniestro que ocupa la cartera de ¿cultura? Que también se negó a asistir a la catedral de París, al parecer porque quería ir al circo. Lo extraño es que, caso de haber ido, no lo hayan contratado.
Un tipo sin escrúpulos que odia a España -aunque bien que cobra de ella- y a todo lo español; que está dispuesto a desvalijar nuestros museos o a cargarse todo aquello que no le gusta, por el simple hecho de que no es de su agrado o de la malsana ideología política de su miserable partido comunistoide, que, por cierto, está en las últimas.
Aunque, quizás, el mejor ejemplo de por quiénes estamos gobernados lo tenemos en la ausencia del satrapilla en el funeral por las víctimas de la gota fría de Valencia. De hecho, en un principio, no pensaba enviar a nadie para evitar el bochorno de verse abucheado por la multitud; sin embargo, al final, optó por excluirse él para no tener que volver a salir corriendo como la otra vez, muy valiente él, y decidió remitir a tierras valencianas a “uropa” y a un par de ellos más de su cuerda, accediendo todos al acto por la puerta de atrás. Auténticamente vergonzoso.
Aunque eso sí, el sátrapa y su mariachi organizan hoy un funeral por las víctimas de la guerra civil o del franquismo, no lo tengo claro, aunque estoy seguro que no va a recordar a ninguno de los cientos que asesinó el frente popular. Esos son muertos de segunda clase que no merecen la atención de esta gentuza.
Vivimos un régimen totalitario, obsceno y corrupto, gobernado por una cuadrilla de incompetentes capaces de hacer lo que sea con tal de seguir en la poltrona. Sin embargo, los auténticamente responsables son esos que los jalean y los votan; esos son, estén donde estén y se llamen como se llamen, los únicos responsables de este sindios que estamos viviendo en España.
Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)