Sorprendiendo a propios y extraños y superando todas las expectativas generadas cuando fue elegida como candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha demostrado poseer un enorme carisma, una impresionante capacidad de liderazgo y una sobresaliente habilidad gestora, todo lo cual ha llevado a la Comunidad de Madrid (CAM) a ser el motor económico de España en unos tiempos particularmente difíciles, condicionados primero por la pandemia y a continuación por la guerra de Ucrania.

De hecho, gracias a una política en la que prima la racionalidad y la eficiencia en el gastro público, así como el impulso a la actividad económica y la creación de empleo mediante la rebaja de impuestos y la limitación de trabas burocráticas, Madrid es actualmente la primera economía nacional por volumen de PIB y renta per capita, lo cual redunda en que sus ciudadanos sean los que mayor riqueza y calidad de vida tienen de toda España.

En este sentido los datos relativos al último cuatrimestre de 2022 ponen de manifiesto que la CAM, gracias a las políticas económicas de Isabel D. Ayuso, ha vuelto a los niveles de PIB previos a la pandemia, mientras que a nivel nacional, en este caso gracias al caos económico derivado de las medidas impuestas por el Gobierno de Pedro Sánchez, el PIB sigue por debajo de los niveles prepandémicos. Asimismo, para terminar este mínimo repaso económico, baste decir que Madrid es la comunidad autónoma que mayor dinero aporta a las arcas del Estado, contribuyendo así de manera sobresaliente a la solidaridad interterritorial.

Como consecuencia de esta bonanza económica, todas las encuestas vienen a señalar a Isabel D. Ayuso como la gran triunfadora en las próximas elecciones autonómicas de mayo, algo que la izquierda en su conjunto no acaba de aceptar

Sin embargo, ante su manifiesta incapacidad de presentar un programa que resulte atractivo a una mayoría de ciudadanos madrileños, la izquierda ha puesto a Isabel D. Ayuso en el punto de mira, convirtiéndola en su particular némesis, convencidos de que solo mediante una intensa campaña de desprestigio personal pueden conseguir que pierda las elecciones

Buena prueba de ello fue el indecente escrache que hubo de padecer con motivo de la entrega del “Premio de Alumna Ilustre” de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, más allá de este a todas luces reprochable hecho puntual, la izquierda ha encontrado en la Atención Primaria (AP) la excusa con la que atacar a Isabel D. Ayuso, acusándola, sin ningún tipo de justificación mínimamente solvente, de querer acabar con la sanidad pública, cuando, siguiendo la senda iniciada por Esperanza Aguirre, Isabel D. Ayuso no ha hecho otra cosa que potenciar la atención sanitaria madrileña, como lo demuestra la construcción en un tiempo récord del Hospital de campaña de Ifema para combatir la pandemia y  posteriormente la inauguración del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal con la finalidad de enfrentarse con unas mínimas garantías de éxito a futuras catástrofes sanitarias.

Sea como fuere y aprovechando un proceso de reorganización de los servicios de urgencias extrahospitalarias de Madrid se convocó una huelga en el ámbito de la AP, a la cual se han sumado hasta el momento otras seis comunidades autónomas, mientras que otras ya han anunciado la convocatoria inminente de paros en señal de protesta por el deterioro tanto de las condiciones laborales de los sanitarios como de la calidad de la asistencia prestada a los usuarios de la sanidad pública.

Este deterioro de la AP que se está produciendo en todo el territorio nacional,  independientemente del color del gobierno regional, si bien se ha agravado con la pandemia es algo que viene de lejos y así en 2017 venía yo a señalar en un artículo titulado “Reflexiones en torno a la necesidad de una nueva reforma de la Atención Primaria”, que en lo que hace referencia a la AP “el panorama actual resulta desalentador debido a un conjunto de factores, entre los que cabe destacar una insuficiente financiación, una mala gestión de los recursos, una deficiente organización de la actividad asistencial y una errónea orientación del modelo sanitario”, siendo necesario añadir a día de hoy una escasez alarmante de médicos de familia y una sobreutilización de los servicios sanitarios por parte de la población.

Sin embargo, a pesar de que el problema de la AP es evidentemente de ámbito nacional, la izquierda política y mediática ha decidido de manera obscena que es solo en Madrid donde se está produciendo un deterioro de la calidad asistencial, obviando la degradación de la prestación sanitaria acaecida en otras comunidades autónomas, particularmente si éstas están regidas por partidos de izquierdas o de carácter separatista.

Hablando ya específicamente de la huelga de médicos en la CAM lo primero que cabe señalar es que ha sido convocada por el sindicato Amyts sin contar con el apoyo del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, el cual no solo se ha desvinculado de la huelga, sino que incluso ha pedido oficialmente la desconvocatoria de la misma por considerar que la Consejería de Sanidad ha planteado “avances significativos para conseguir lo estándares de excelencia que necesita la Atención Primaria”.

De hecho, en la última reunión habida hasta la fecha, Amyts ha rechazado la oferta planteada por el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, consistente en aumentar en 55 millones de euros la dotación presupuestaria del actual Plan de Mejora de Atención Primaria.

Todo ello se entiende si tenemos en cuenta que Amyts es un sindicato estrechamente vinculado a la izquierda madrileña, lo cual le ha llevado a protagonizar diversas actuaciones que como mínimo cabe calificar de lamentables. Así, en el punto álgido de la pandemia, cuando las tasas de morbimortalidad se hallaban disparadas, Amyts planteó una huelga indefinida que, debido a la desprotección sanitaria que ello suponía para los madrileños, fue rotundamente rechazada por el colectivo médico.

A su vez, cuando los médicos tuvieron que enfrentarse a la pandemia a pecho descubierto, cayendo muchos de ellos enfermos, la práctica totalidad de los liberados sindicales se negaron a abandonar su ociosa vida para dedicar sus esfuerzos a una población más necesitada que nunca de atención médica, lo cual habla por sí solo del alto grado de inmoralidad que adorna a estos adocenados personajillos.

Asimismo, Amyts no manifestó la más mínima crítica en relación a los diversos intentos de sabotaje del Hospital Zendal protagonizados por sanitarios vinculados a la extrema izquierda, a pesar del riesgo que ello suponía para los enfermos allí ingresados por la pandemia

En definitiva Amyts ha demostrado en el pasado y sigue demostrando en el presente que su compromiso no está con la calidad asistencial, sino con los intereses electorales de la izquierda madrileña. Buena prueba de ello es el audio que circula por las redes sociales en el que se puede oír a una activista sindical decir a un grupo de sanitarios que había que estirar las protestas y continuar como fuera con la huelga hasta mayo, con la evidente finalidad de torpedear la candidatura de Isabel D. Ayuso a las elecciones autonómicas, sin al parecer preocuparles el enorme perjuicio que ello supone para la ciudadanía.

Por todo lo expuesto no debe sorprender a nadie que, a pesar de las deficiencias que sin duda presenta en la actualidad la AP, tan solo el 1% de los médicos de familia estén secundando la huelga, lo cual constituye la demostración palmaria del ínfimo predicamento que los extremistas planteamientos del sindicato Amyts tienen en el seno del colectivo sanitario.

No obstante, a pesar del mayoritario rechazo de los médicos a la huelga, los partidos de izquierdas, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, convocaron una manifestación que decían realizar en defensa de la sanidad pública, cuando en realidad no era otra cosa que una manifestación política en contra de Isabel D. Ayuso, como acertadamente vino a señalar el mismísimo Pablo Iglesias.

De esta forma, en la manifestación se pudieron ver muy pocas batas blancas y muchas banderas republicanas, socialistas y comunistas, demostrándose así el carácter maniqueo y sectario de una concurrencia incapaz de soportar el éxito de las políticas socioeconómicas llevadas a cabo por una Isabel D. Ayuso definitivamente instalada en el Olimpo de la política española para mayor desgracia de la progresía roja.

Rafael García Alonso (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

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