Bailas suspendida,
entre dos hilos casi invisibles,
de esta existencia inadvertida.
Tu danza en punta,
sin reposar el puente
de tus pies impertinentes,
desplazan tu cuerpo inmóvil.
Por eso alzas tus brazos
hacia arriba,
como alas de mariposa,
o de águila divina…
¿ Quién sabe hacia dónde deseas elevarte, bailarina?
Feliz tarde y mucho ánimo.