Era una mañana y yo sonreía.
frente al horizonte dorado moría
la luna, muy blanca y opaca; tras ella,
cual tenue ligera quimera, corría
la nube que apenas enturbia una estrella.
Como sonreía la rosa mañanera,
al sol del oriente abrí mi ventana
y en mi triste alcoba penetró el oriente
en canto de alondras, en risa de fuente
y en suave perfume de flora temprana.
Antonio machado
Feliz Sábado y mucho ánimo.

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Humanidad,

Última Actualización: 13/06/2024

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