MI SILENCIO
Me enseñó a enmudecer,
a estar en silencio,
a llorar en soledad,
a callar mi pensamiento.
Me enseñó la indiferencia,
la desilusión y la incoherencia,
el desencanto y el conformismo,
a negar mi sentimiento.
Recordé tiempos atrás,
en los que la angustia,
la tristeza y el desaliento,
coexistían sin razonamiento.
Y entonces aprendí que,
con tan solo una lagrima,
fluye un diálogo interno,
avisando del sufrimiento.
Olvídate de quien mide,
su tiempo y sus palabras,
porque vivirás con el silencio,
como signo de acompañamiento.
Feliz Martes y mucho ánimo.