Así es: los intentos de criminalizar a VOX son cortinas de humo para ocultar el golpe de estado socialcomunista.

Hace unos días, por casualidad, tuve la oportunidad de ver la entrevista que el periodista Xavier Fortes realizó en rtv espantosa-antes RTVE- a la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán. Debo reconocer que conforme se iba desarrollando la entrevista mi grado de indignación, fundado en la profunda repulsa que me inspiraba el personaje sectario con su insufrible perorata, fue paulatinamente en aumento.

Y es que, ya desde un principio, más que una entrevista lo que el periodista en cuestión estaba llevando a cabo era un interrogatorio en el que, como si de un “poli malo” se tratara, intentaba por medio de la manipulación de los hechos y la tergiversación de las palabras arrancar a la portavoz de Vox una confesión de culpabilidad que la realidad negaba.

De hecho, todas y cada una de las preguntas iban precedidas por un discurso trufado con medias verdades, que al final son las peores de las mentiras, ya que el que el emisor de las mismas no solo pretende engañar a sus oyentes, sino también aparentar sinceridad. Así, X.

Fortes, ajeno a la mínima neutralidad exigible en toda entrevista periodística, iniciaba las preguntas con un preámbulo consistente en una burda apología del sanchismo seguida de una tosca criminalización de Vox, mostrando de esta forma su condición de servil altavoz mediático del psicópata monclovita.

Por su parte, Pepa Millán, a pesar de su juventud, demostró tener el suficiente temple y la inteligencia necesaria para enfrentarse a esta suerte de tribunal inquisitorio en que se han convertido los medios de comunicación de izquierdas, de tal forma que a lo largo de su intervención fue desmontando con solvencia y determinación cada una de las lamentables admoniciones de un periodista definitivamente entregado en cuerpo y alma a su labor de mensajero del diablo.

Con la que está cayendo actualmente en España a raíz de la consolidación del nuevo Frente Popular y el cuestionamiento del modelo de Estado y del modelo territorial, informativamente hablando resulta cuanto menos sorprendente que la entrevista girará de forma artera en torno a dos cuestiones de menor importancia, de tal forma que Pepa Millán, al tener que defenderse continuamente de las agresiones verbales dirigidas a la formación política que representa, ni tan siquiera pudo plantear la posición de Vox en relación a todas aquellas cuestiones de candente actualidad por afectar al orden constitucional, al funcionamiento de las instituciones, a la convivencia social y a la prosperidad ciudadana.

Así, el primero de los temas versó sobre unas declaraciones en las que S. Abascal planteó la posibilidad de que en un futuro no muy lejano los españoles colgaran por los pies a P. Sánchez por estar hartos de soportar su amoralidad e incompetencia, para acto seguido centrarse en el apaleamiento de una piñata del psicópata monclovita por parte de un grupo de manifestantes que espontáneamente se congregaron frente a la madrileña sede del partido socialista, provocando una denuncia del PSOE ante la Fiscalía General del Estado por un presunto delito de odio.

En su preámbulo ofensivo se le olvido, cómo no, al deshonesto comunicador mencionar al menos que previamente a ambos hechos se habían producido espectáculos tan escasamente aleccionadores como el ahorcamiento de una figura del rey o el apaleamiento de muñecos de S. Abascal e Isabel Díaz Ayuso por parte de colectivos vinculados a la izquierda y al independentismo.

No obstante, mucho más reprobable resulta que nuestro fatuo abrazafarolas obviara que tan solo en el año 2023, según ha denunciado el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), se hayan producido 466 actos de exaltación del terrorismo etarra en las calles del País Vasco y Navarra, sin que el Gobierno socialcomunista haya hecho esfuerzo alguno para reprimirlos.

En cualquier caso, la denuncia socialista tiene escaso recorrido jurídico, dado que tanto las expresiones metafóricas de especulaciones intelectuales como las escenificaciones de repulsa a un determinado personaje público puedan resultar inapropiadas desde un punto de vista formal, pero no pueden interpretarse como conductas que induzcan al odio, ya que, como han señalado prestigiosos juristas, “el delito de odio solo opera en el momento en el que se dirige como una inducción o una provocación concreta en contra de un colectivo”, y por más que, dada su egolatría, a P. Sánchez le resulta difícil entenderlo, es un hecho evidente que su persona por ser un ente individual en ningún caso puede ser considerada como una entidad de carácter colectivo.

La segunda de las acusaciones dirigidas a Vox por este infausto personaje devenido en fantoche televisivo hacía referencia al planteamiento de S. Abascal en el sentido de que P. Sánchez es un sujeto de carácter autoritario, absolutamente decidido a acabar con la democracia y el orden constitucional, con la exclusiva finalidad de perpetuarse en el poder mediante la implantación en España un régimen dictatorial.

Pues bien, a este respecto cabe señalar que, a la luz de los hechos, resulta evidente que razones no le faltan al líder de la formación verde para pensar de esa forma. Así, cierto es, como aducía el periodista de cámara de P. Sánchez, que en España se acaban de celebrar unas elecciones generales, pero no es menos cierto que tras conocerse los resultados el psicópata monclovita modificó sustancialmente los términos de su programa electoral, de tal forma que procedió no solo a asociarse con los comunistas de Sumar, sino también a pactar con el filoterrorismo etarra y el golpismo catalán, engañando así a una parte no despreciable de sus votantes que, muy probablemente, no le hubieran votado de conocer de antemano tal proceder.

Además, el pacto suscrito con los secesionistas catalanes incluye, entre otras lindezas, la promulgación de una ley de amnistía para todos los implicados en el “Golpe de Estado” perpetrado en Cataluña, la cual, según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y todas las asociaciones de jueces y fiscales, supone la abolición del Estado de Derecho por eliminar la independencia del Poder Judicial y la igualdad de todos los españoles ante la ley.

Si a ello sumamos la colonización de las instituciones del Estado por parte del Gobierno socialcomunista, con excepción del CGPJ, nos encontramos con que efectivamente estamos ante una situación que solo cabe tipificar de dictatorial.

Todo ello, por tanto, pone de manifiesto que S. Abascal no solo estaba en su derecho de expresar su opinión, sino que también tenía la obligación moral y política de transmitir a la ciudadanía su particular impresión, bajo nuestro punto de vista totalmente acertada, de que España está a las puertas de convertirse en una dictadura populista de carácter bolivariano.

En definitiva, los continuos intentos de criminalizar a Vox por parte de la izquierda política y mediática tan solo pueden entenderse como cortinas de humo con las que ocultar el “Golpe de Estado” que P. Sánchez está implementando paso a paso con la inestimable ayuda de sus socios comunistas e independentistas.

Es por ello que, como señaló la madre del policía asesinado por ETA Joseba Pagazaurtundúa, en esta legislatura que apenas acaba de comenzar los españoles habremos de ver cosas que nos helarán la sangre.

Rafael García Alonso (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

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