Esto es un saco sin fondo con tal de que el sátrapa siga en la Moncloa. A cada paso los catalufos corruptos exigen más para mantener a los sociatas en el poder. Indultos, amnistía, reuniones con un tipo fugado de la justicia, pérdida de competencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, etc., y, ahora, condonación de la deuda que Cataluña tiene con el Estado, es decir, con todos los españoles. Una actitud vergonzosa que pone bien a las claras que son muchas las cosas que no funcionan en España y a las que parece nadie quiere ponerles coto.

Cualquier Estado que tenga la consideración de democrático tiene que disponer de unos mecanismos que le permitan autopurgarse y, no solo eso, sino también defenderse de sus enemigos, tanto exteriores como interiores, algo que, a lo que se ve, no es aplicable a España.

Es intolerable que no existan los medios para protegerse de quienes, con tal de mantenerse en el machito, son capaces de hipotecar la nación sin que tal acción tenga la mínima consecuencia.

Estamos asistiendo cada día a un nuevo esperpento de corrupción que alcanza los más altos niveles. Trapicheo con las mascarillas en tiempos de “plandemia”; adjudicación de cátedras sin poseer la mínima titulación exigida; pago a escorts de lujo con el dinero de todos; compra de chalets por medio de subvenciones públicas; asignación de plazas a base de dedo, por ser vos quien sois; descubrimiento de tramas criminales por doquier; entregas de dinero en las sedes del partido que gobierna; adjudicación fraudulenta de obras públicas a cambio de las tradicionales “mordidas”; bajadas constantes de pantalones ante las exigencias de los enemigos de España, etc.

Todo eso sin contar lo que se está descubriendo en el otro partido que gobierna, otro ejemplo más de corruptela, donde se ocultaban, de forma consciente, abusos sexuales y conductas deleznables de los machos alfa que eran tapadas, de forma vergonzosa, por todas aquellas que clamaban aquello del “sí es sí”, mientras que sus correligionarios practicaban aquello de “sí es sí, aunque tú digas que no”. Y eso que todavía falta que el dedo acusador señale más arriba, que todo llegará.

España ha perdido el rumbo, como era previsible al estar gobernada por el partido más corrupto y criminal de su historia. Un partido que, en sus años de existencia, ha hecho más daño a la nación que cualquier otro enemigo, tanto interior como exterior.

No vamos a referir su historial, pues harían falta muchos libros para detallarlo como se merece, pero hablamos de una trayectoria en la que se sucedieron la mayor parte de figuras delictivas que aparecen contempladas en el Código Penal.

Poco a poco, Europa va despertando de su sueño woke, más bien pesadilla plagada de terrores nocturnos, al que le quedan las horas contadas por más que, tanto la masonería como el comunismo posmoderno, se empeñen en querer mantenerlo a ultranza para así poder gobernar a una población de alienados, sin capacidad para pensar ni para opinar.

Sin embargo, ahora mismo lo más preocupante es la situación que estamos viviendo en la que cualquier medio, sea lícito o no, justifica el único fin perseguido: seguir en la poltrona, cueste lo que cueste, al precio que sea.

España tiene un cáncer que hay que extirpar si quiere sobrevivir. Una operación en la que tenemos que implicarnos todos, empezando por esa oposición que todavía le sigue riendo las gracias al gran dictador y, de vez en cuando, vota con ellos o le cubre sus desvergüenzas.

No vivimos ya los tiempos de Cánovas y Sagasta. El turnismo está fenecido, le guste o no a esa oposición débil y permisiva que también, en buena medida, es responsable de los males por los que atraviesa España.

Pero volvamos al principio, ¿ cuánto nos van a seguir costando a todos los españoles los siete votos de los catalufos traidores y corruptos?

Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 25/02/2025

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