Resulta que la UCO ha levantado la alfombra y debajo no había pelusas, sino mensajes que apuntan a pagos irregulares de Nicolás Maduro al PSOE. Vamos, que la conexión Caracas-Moncloa no es un rumor de sobremesa, sino un capítulo digno de novela: “Narcos versión institucional”.
Mientras tanto, Pedro Sánchez sigue de gira internacional, disfrazado de héroe global, repartiendo lecciones de democracia en la ONU, en Bruselas y, si se tercia, en la línea de meta de la Vuelta ciclista. Eso sí, con la rueda pinchada de credibilidad. Porque predicar libertad con una mano y aceptar favores del petróleo manchado de sangre con la otra tiene mucho de doble moral y bastante de cara dura.
Lo más pintoresco es el silencio. Ni dimisiones, ni siquiera un “mea culpa” mal ensayado frente a los micrófonos. En su lugar, cortinas de humo, victimismo y propaganda de saldo. Ya solo falta que culpen al cambio climático de las transferencias sospechosas desde Caracas.
Y es que aquí no hablamos solo de un partido en apuros. Si se confirma lo que hoy ya se intuye, lo que se tambalea no es el castillo de Sánchez, sino los cimientos de un sistema que financia su discurso de libertad con dictaduras de saldo, mientras coloca titulares democráticos en la vitrina.
Puro realismo mágico ibérico, exportamos democracia en powerpoints y la importamos financiada en petrodólares.
Salva Cerezo

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Política,

Última Actualización: 23/09/2025

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