El esperpento al que estamos asistiendo, impávidos, los españoles, estos días, constituye, al menos debería constituir para todos los bien nacidos, una auténtica vergüenza y una mancha en nuestro honor colectivo, en nuestro orgullo nacional, difícil de limpiar.

Si de por sí es vergonzoso que se tolere a los corruptos socialistas que pongan la Patria en venta por un puñado de votos para mantenerse en el machito, bajándose de forma miserable y canalla los pantalones ante los delincuentes catalonios y, encima, argumentando que lo hacen en nombre de una supuesta convivencia nacional, lo de “tocar la caja” resulta tan insultante y ofensivo que exige de una urgente reparación por parte no solo de los implicados, sino también de todos aquellos que, con su voto o por su proximidad ideológica mantienen a todos estos miserables en el poder.

Es verdad que los socialistas -ese partido al que se le llenaba la boca auto tildándose como el de “cien años de honradez”- han sido siempre iguales de corruptos y, por supuesto, iguales de antiespañoles y de miserables. No hace falta más que echar un vistazo a la historia para llegar fácilmente a esta conclusión.

Sin embargo, siempre ha habido entre la población un segmento importante de “abducidos” y de “comprados” al que poco le ha importado lo de los Eres andaluces, las putas del Tito Berni, las grandes mariscadas pagadas a cuenta de todos, las misteriosas maletas de la Delcy y todas las gatadas protagonizadas por esta colección de corruptos, ya que los han seguido votando igual pese a las mentiras y pese a la corruptela galopante, tantas veces demostrada por esta gentuza.

No hay más que ver a esa repulsiva bancada de “lameculos” socialistas, puestos en pie como energúmenos para ovacionar a su gran “mesías” a sabiendas de que, con sus decisiones arbitrarias y corruptas, está llevando a España y a los españoles a la más absoluta de las ruinas en todos los sentidos.

Sin embargo, a lo que se ve, aquí no pasa nada ya que nadie ha sido responsable de nada, bueno sí, cualquiera menos los que realmente son los auténticos culpables de esta lamentable situación, estos que han vendido España por interés propio, los mismos que se han llevado el dinero de todos a manos llenas.

No hay más que verlos tratando de dar explicaciones, justificando que pese a ostentar el poder ellos no eran responsables de nada y que todo es imputable a algún funcionario perdido en un oscuro despacho o cualquier otra circunstancia incluso, cómo no, derivada del cambio climático, aunque eso sí, el dinero de todos -aquel que aquella lumbrera decía que no era de nadie- se lo han llevado crudo unos cuantos, los de siempre, prevaliéndose de un cargo, una amistad o simplemente aprovechando una situación de grave alarma nacional como fue el caso de la “plandemia”.

La situación por la que atraviesa España es responsabilidad exclusiva de los socialistas. Ellos han sido los que, por sus intereses espurios, para mantenerse en el machito, han colado en el gobierno a la canalla comunistoide, esos que nos han traído leyes como la del “sí es sí”, la de los trans o la del bienestar animal; esos mismos que, en su tradicional ejercicio de aplicación de la “libertad”, pretenden, como lo hace la tucán ferrolana de los modelitos de Vogue, que todos nos vayamos para casa a la hora de las gallinas para lo cual hay que sacrificar la hostelería que deberá cerrar cuando a esta estúpida le dé la gana.

La situación es de una gravedad sin parangón. De sobra sabe el tal “Antonio” y su tropilla que los golpistas catalonios no van detenerse por esa esperpéntica ley de amnistía y que el siguiente paso, una vez todos fortalecidos por la aplicación de esta ley anticonstitucional, será reclamar la autodeterminación para Cataluña, algo que si no consiguen por las buenas lo tratarán de hacer por las malas, teniendo como cabecillas a los mismos que ya lo intentaron la otra vez y que, sin embargo, por un puñado de votos manchados con el deshonor, han logrado que se hiciese con ellos tabla rasa y se olvidasen los delitos cometidos ya que, en el colmo del delirium tremens de estos miserables sociatas, el vigente Código Penal español, por el que se juzga a todos los que cometan un delito en suelo de España, no es de aplicación, de acuerdo con esta ley, para toda la canalla separatista cuyas conductas quedan sujetas a las directivas europeas. De esta forma, tipos deleznables como Puigdemont quedan blindados ante acusaciones de terrorismo, alta traición y malversación de caudales públicos.

No debemos olvidar que para los socialistas, incluso para aquellos que ocultan su auténtico rostro tras una supuesta máscara de españolidad, el partido está por encima de todo lo demás: una buena prueba la tenemos en todos esos que se manifiestan contra el tal “Antonio” y lo que él representa y que, sin embargo, llegada la hora de la verdad secundan, en silencio cómplice, sus decisiones pese a saber que todo terminaría con el voto en contra, incluso su abstención, en el próximo pleno del Congreso.

Vivimos tiempos amargos para España vendida y gobernada, precisamente, por todos los que la odian y cuyo único fin es su destrucción definitiva. Sin embargo, nadie o muy pocos parecen querer despertar para decir, voz en grito, “esto se acabó, hasta aquí hemos llegado”, gritos que, tarde o temprano, habrá que dar, saliendo todos a las calles para terminar con esta lamentable situación en la que nos encontramos.

Es imprescindible que todos despertemos, todos empezando por esa oposición de la derechona débil que todavía cree que los sociatas son sus compañeros en las Instituciones y Corporaciones, cuando, en realidad, son nuestros enemigos, los enemigos de España y esos no merecen más que nuestro más absoluto desprecio.

Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/06/2024

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