Nunca los petimetres tuvieron tanto poder como en la España actual. No hablamos de los de abanico y peluca empolvada del siglo XVIII, sino de los de chalet en Waterloo, peluca con coleta desordenada y siete escaños de saldo que, aun así, dirigen la orquesta política de todo un país.
El caso de Puigdemont es digno de manual, desde su retiro dorado en Bélgica se pasea por las portadas como si fuera una mezcla de Napoleón en el exilio y Mozart componiendo sinfonías de chantajes.
Lo más glorioso es ver cómo el Gobierno entero se arrodilla al compás de su batuta derechista. Esa misma batuta que, por cierto, le vendría de perlas al hermano del presidente si al final la justicia, esa señora que Moncloa aún no ha podido derribar, decide que su futuro pasa más por una celda que por una orquesta sinfónica. Imagínate la escena con ensayo general en prisión, primera fila reservada para los ilustres corruptos, y un director que marca el compás a ritmo de fajo de billetes.
Pero no nos engañemos, aquí el verdadero espectáculo no es la música, sino el circo. Un Congreso convertido en pista central, con petimetres que hacen equilibrios sobre siete escaños y leones domesticados que ruge menos que un gato casero. Y mientras tanto, el Gobierno aplaudiendo como si las migajas parlamentarias fueran manjares exquisitos.
La ironía suprema es que, pese a tanto chantaje y postureo, el poder judicial sigue resistiendo. No porque el Ejecutivo no lo haya intentado —¡faltaría más!—, sino porque aún quedan jueces que no entienden de batutas, sino de leyes. Y eso, en esta república de petimetres, es casi revolucionario.
Al final, lo que queda claro es que en España no manda el más capaz ni el más sensato. Manda el más ruidoso, el que con menos enjundia hace más ruido.
El petimetre, ese personaje que convierte la política en opereta y el Parlamento en un tablao donde se baila al son de intereses mezquinos. Y lo peor de todo, nosotros, la ciudadanía, obligados a ser el público cautivo de este espectáculo.
Porque, ya se sabe: “A falta de vergüenza, buenos son siete escaños”.
Salva Cerezo

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Política,

Última Actualización: 24/09/2025

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