El 30 de mayo de 2024, festividad de San Fernando, pasará a la reciente historia de España como uno de sus días más nefastos, al haberse aprobado definitivamente en el Congreso de los Diputados por 177 votos favorables contra 172 votos negativos, la insidiosa, injusta, inmoral e inconstitucional Ley de Amnistía.
Dicho de otra manera, se ha dado un paso de gigante en la liquidación de España como Estado nacional, y del más mínimo vestigio de lo que debe ser un Estado de Derecho.
Los golpistas separatistas catalanes quedarán impunes de todos los delito que vienen cometiendo desde mucho antes del año 2017, es decir, de todas las fechorías que vienen cometiendo contra la sagrada unidad de España, aparte de la repugnante declaración de independencia, incluyendo malversación de fondos públicos acciones terroristas del tristemente famoso Tsunamic Democratic, ultrajes a los símbolos nacionales, pisoteamiento del derecho de los castellanoparlantes a usar su lengua materna, etc.
En la comisión de esta gravísima tropelía contra la nación española es necesario depurar responsabilidades, pues este atropello cometido en el Congreso de los Diputados no habría sido posible sin el concurso necesario de una agentes culpables.
Por una parte, tenemos una serie de partidos políticos separatistas: la antigua CiU, ERC, Juntos por el Mal, CUP, etc., que desde el minuto uno del maravilloso Régimen político de que disfrutamos los españoles, no han parado de conspirar y actuar contra la unidad nacional de España.
Esa política criminal contra la Patria vienen desarrollándola, una vez aprobada la nefasta Constitución, de 1978, desde el lejano año1979 en que se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña en todos los ámbitos de la vida social, económica, educativa, en los medios mal llamados de comunicación, que más bien han sido de manipulación y odio contra España, como por ejemplo TV3, etc, etc. Y así, in crescendo hasta el momento presente.
Por otra parte, todo ese tipo de actuaciones delictivas y abusivas realizadas por los citados partidos políticos independentistas, tanto desde la Generalidad, como fuera de ella, no habría sido posible sin la colaboración de los mal llamados partidos nacionales, o sea, principalmente PP y Psoe, (sin olvidar a los comunistas, ya se llamen PCE, IU, Podemos, Sumar, o cualquier otro disfraz que se pongan), que llevan pactado con ellos desde hace décadas para alcanzar y mantenerse en poder, aunque eso suponga la destrucción de la nación española.
O sea, se trata de lo que los antiguos romanos llamaban “do tu des”: Yo te apoyo para que gobiernes en Madrid, y tú a cambio me apoyas para que gobierne en Cataluña y pueda cometer todo tipo de desmanes, robos, abusos de todo tipo, sin que tenga consecuencias penales.
La aprobación de la nefasta Ley de Amnistía en el Congreso de los Diputados ha sido el penúltimo ejemplo de ese mercadeo inmoral que se llevan entre manos desde hace más de 40 años los partidos políticos de este Sistema antinacional, que antepone los intereses bastardos de una castuza política de todo pelaje a los intereses nacionales.
Por lo tanto, para llegar a lo que hemos llegado, es decir a la impunidad absoluta para los golpistas separatistas catalanes y sus secuaces, y a la desaparición del más mínimo principio de igualdad entre los españoles, y por ello del Estado de Derecho, con peligro gravísimo para la unidad nacional, ha tenido que haber una serie de inquilinos de La Moncloa que han ido allanando el camino para acabar en este manicomio en que se ha convertido España.
O sea, que aparte de exigir responsabilidades políticas y penales al psicópata presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el Profanador, no estaría de más recordar las de otros antiguos presidentes como Felipe González, ese gran “estadista” según nos cuentan desde algunos medios de la derecha mediática; José María Aznar, ese que como muchos recordarán hablaba el catalán en la intimidad con el ladrón Jordi Puyol; José Luis Rodríguez Zapatero, el que presumía mendazmente de haber acabado con ETA, como si esa organización terrorista separatista no siguiera viva en las instituciones, empezando por el Parlamento y acabando en un número amplísimo de ayuntamientos vascos y navarros; Mariano Rajoy, el que decía que iba a derogar la maldita Ley de Memoria Histórica, o la Ley del Aborto, aprobadas por los socialistas.
TODOS ELLOS han colaborado eficazmente en llegar a la peligrosísima situación actual de España, sin olvidar por supuesto la pasividad criminal de los dos últimos Borbones que hemos padecido y seguimos padeciendo, o sea Juan Carlos I, alias el Campechano, rey de profesión y comisionista de vocación, así como su sucesor Felipe VI, también conocido como Felpudo VI, y del que no dudo que promulgará y sancionara la infame Ley de Amnistía sin pestañear. Todo sea por la convivencia como ha dicho el siniestro Ministro de Injusticia, Félix Bolaños.
Para acabar cabe preguntarse qué se puede hacer para que la vomitiva Ley de Amnistía quede sin efecto. Los más ilusos, u optimistas, dicen que como esa basura legislativa tienen que aplicarla los jueces, y como estos están muy molestos con ella, tratarán por todos los medios de que no se cumpla.
También se habla de que contra esa infecta ley se interpondrá recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, como si no supiésemos todos de que pie cojea el susodicho Tribunal, empezando por su ínclito presidente Cándido Conde Pumpido, el mismo que decía en tiempos del nefasto Rodríguez Zapatero que si era necesario en las negociaciones de ETA con el Gobierno, arrastrar las togas por el fango del que tanto habla el puto amo, pues adelante los bemoles.
Otros dicen que también se podría recurrir ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y que este podría parar la aplicación de tan vergonzosa ley. Ya veremos, yo desde luego no me fío nada de lo que pueda hacer este último Tribunal, con independencia de ver cómo respetan los malditos separatistas las sentencias de los jueces y tribunales españoles.
Conclusión, desde mi punto de vista la barbaridad perpetrada en el Congreso de los Diputados sólo podrían pararla, con la legalidad constitucional en la mano, las Fuerzas de Seguridad del Estado y el Ejército, que para eso están, para hacer cumplir las leyes de verdad, no las imposiciones partidistas disfrazadas de leyes que pretenden acabar con España.
El problema es que esas Fuerzas de Seguridad del Estado y ese Ejército obedecen hasta la fecha a un Gobierno criminal, aliado de los peores enemigos de España, y no han dado muestra hasta el momento de la más leve protesta contra la deriva catastrófica a la que nos está llevando el actual Sistema político que padecemos los españoles de bien.
Con lo cual pienso que los españoles que todavía mantenemos el amor por nuestra Patria, y que no estamos dispuestos a contemplar pasivamente su destrucción, debemos movilizarnos sin la más mínima duda, y actuar unidos en todos los ámbitos de la vida político social, dispuestos a la resistencia sin tregua para impedir la ruptura de España, en pos de la libertad, la grandeza y la libertad de España.
Jesús Pastor Fernández (ÑTV España)