Existe un feminismo casposo que no tiene nada que ver con la tradición de las feministas que nunca necesitaron ser cuota para defender los derechos de las mujeres (¿vale?), ni convirtieron jamás una protesta en un griterío histérico,  porque les sobraban argumentos (¿vale?)  ni ignoraron a las víctimas de violencia en España o en Irán (¿vale?), ni odiaron a las mujeres que no son de su cuerda ideológica (¿vale?), y no necesitaron estar amparadas por nadie para cagarse en la puta madre de los machistas violentos y agresores que siempre existieron. (¿vale?).

El feminismo de la caspa es el que representan las mujeres y los hombres que tienen un pegote de mierda adherido a su sensibilidad  democrática porque consideran normal que se insulte sistemáticamente, se persiga y se acose a una mujer por el simple hecho de ser de una ideología contraria.

Este feminismo  tiene patente de corso y admite entre sus filas a machistas que en algún caso tienen en su currículo  la huella de una condena judicial en firme por haberle zurrado la badana a su pareja.

Sé que esto que estoy contando lo piensa gente de cualquier espectro ideológico, pero no dicen nada porque está mal visto meterse en este fregao de la corrección política reinante.

Así que ¡preparense! porque voy a hablar del indecente, por cobarde, comportamiento de los cargos públicos y sus correspondientes mensajeros contra una mujer de Madrid llamada Isabel, a la que acosan, insultan, intentan intimidar, le hacen escraches, y amenazan, la llaman fascista, insinúan que está loca y todo esto, imagino que lo hacen, porque no pueden ganarle en las urnas,  y no existe ninguna otra mujer en España que sea tan injustamente acosada incluso por políticos que no tienen nada que ganar ni perder en Madrid.

El otro día   tras salir del Edificio de la Complutense, Isabel Díaz Ayuso, además del premio que le habían otorgado junto a otros antiguos alumnos, recibió una dosis doble  de “jarabe democrático” (  frase de un gran demagogo que cuando lo necesitó fue justamente protegido por la Guardia Civil durante meses)  y me llamó la atención que la Presidenta dijo en mitad del griterío de los valientes y valientas gudaris : “Creo que pretenden que tenga miedo a salir”

Es cierto que va en su sueldo lo bueno y lo malo de ser un cargo público, pero esa condición no le priva del derecho a ser tratada al menos de forma parecida a políticos de otro sector ideológico, incluido el ministro de Universidades.

Diego Armario

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Sociedad,

Última Actualización: 13/06/2024

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