En una conversación relativa a la actual descomposición de España escuché una frase que me llenó de indignación. Se expresaba así: mientras exista VOX estaremos en manos del PSOE.
Pero ¿ qué es esto? ¿Cabe imaginar mayor desprecio a las convicciones y a las ideas políticas que exigir una segunda vez a los españoles que renuncien a la fe que devolvió la vista a una España que llevaba dos siglos moribunda? Porque Franco devolvió la vista a España. Devolver la vista quiere decir devolverle la fe en el mérito que es la clave de toda labor social. Y la clave del hundimiento de España está precisamente en que hemos perdido esa fe en el mérito. Y la hemos perdido desde que el Concilio Vaticano II le quitó a la fe en Cristo el mérito de las obras.
Cuando el sicario del club Bilderberg que había decidido la muerte de Carrero Blanco tuvo el cruel cinismo de venir a visitarle España justo antes del magnicidio, se fraguó la primera derrota de la fe en el mérito, la cual se llevó a cabo con la llamada Reforma Política que no era en el fondo otra cosa que la Reforma Protestante –la fe sin obras- llevada al ámbito civil.
Y los buenos españoles que habíamos vivido en una nueva España que había enterrado –creíamos nosotros que para siempre- las banderías de los partidos, vimos entonces con tristeza e indignación cómo la mayoría de los Procuradores en Cortes entregaban la buena salud de España a los depredadores del capitalismo financiero, que no otra cosa propició la democracia que se nos estaba vendiendo con la Constitución de 1978.
Los españoles que no conocimos los años de la Restauración, de la Dictadura y de la República de los siglos pasados, vivimos los años de reconstrucción con la idea de que finalmente todas aquellas calamidades del siglo XIX y principios del XX habían sido definitivamente olvidadas gracias a la instauración de una nueva España en la que todo empezaba a funcionar y a dar sus frutos.
La actividad empresarial, la cooperación sindical, el libre ejercicio de las profesiones y los oficios, iban progresando gracias a una Administración pública profesionalizada cuya honestidad era probada por el excelente desarrollo económico y social que España no había podido alcanzar desde que Inglaterra, Holanda, Francia y últimamente Estados Unidos de América del Norte desmontaran con sus piraterías y su cruel colonialismo la ‘Hispanidad económica’ creada tras la evangelización civilizadora de América.
Pero ahora –y es lo que me indigna- después de haber comprobado en estos ya casi 50 años, que la partitocracia reinante no sólo está empobreciendo a España sino que la está dinamitando, resulta que somos los españoles que votamos a VOX y que creemos que existe una ley moral natural que está por encima de todo capitalismo financiero, los que tenemos que renunciar, una segunda vez, al ideal de una fe demostrada por el mérito de las obras y no meramente ‘regalada’ por una Iglesia en desorden que cede ante la mentira.
Porque el negocio del bipartidismo que en la actualidad ha unido en intereses comunes al PP y al PSOE es una mentira. Por tanto lo único que podremos decir es que mientras exista VOX seguiremos defendiendo el mérito de las obras y no estaremos completamente en manos de la mentira.
En 1936, nuestro mártir José Calvo Sotelo dijo que prefería una España roja a una España rota. Lo comprendo pero no lo comparto, porque esa España roja ni existió nunca, ni existe ni existirá, porque el negocio del bipartidismo dinamitará previamente España.
Francisco Javier Montero Casado de Amezúa (ÑTV España)