¿Pero qué les pasa a estas taradas del Ministerio de Igualdad…?
¿Qué traumas tienen o arrastran, que hacen que sólo piensen en una sola cosa: en el sexo?
¿Por qué no se llaman Ministerio del Sexo…, que, al fin y al cabo, es lo único que les ocupa y preocupa?
Se elaborar bodrios, que ellas llaman leyes, pues salen en el BOE, y son, por lo tanto, de obligado cumplimiento.
No se tramitan como proyectos de ley, dónde hay que oír a varios organismos técnicos, dónde hay grandes profesionales, de acreditada solvencia intelectual y jurídica –Consejo de Estado, Consejo General del Poder Judicial, Consejo Fiscal, etc.-, sino que se presentan como proposiciones de ley, de forma que se sortean todos esos –para ellas- “obstáculos”.
¡Y luego se quejan, caso de la ley del “sólo sí es sí”, de que nadie les advirtió, cuándo hay numerosos informes en contra!
Pero claro, no han tenido tiempo de leerlos o, si lo han hecho, no han entendido nada.
Están tan ocupadas en sus viajes en Falcon a Nueva York –la ignorancia también es exportable-, en leer sus horóscopos, en los cuernos que llevan, una parte de ellas, o en sus extraños compañeros y compañeras de cama, otras, que no tienen tiempo para trabajar.
Ni tiempo ni ganas…
Pero no voy a nombrar a ninguna de ellas. No vale la pena.
El culpable de esta situación es un hombre, y se llama Pedro Sánchez.
Él es quien nombra a los ministros, y quién puede cesarles, aunque en el caso de las ministras de Podemos, parece que están blindadas, pues cesarlas supone romper el acuerdo de coalición, que en este caso, ya empieza a ser de agresión mutua.
En fin, él verá lo que hace.
Como decía Felipe González, cuando le pedían el cese de Alfonso Guerra, dos por el precio de uno.
Y al final acabaron cayendo los dos.
Ahora González es dominicano, igual que Bono, el ex ministro, a salvo de posibles extradiciones.
Y, encima, la República Dominicana está llena de bellos chaperos y graciosas mulatas…
La Patria es lo primero, digo la pasta.
Propongo, pues, cambiar el rótulo del ministerio, en el que los españoles y españolos tiramos a la basura casi seiscientos millones de euros anuales, a un nombre que exprese su realidad: MINISTERIO DEL SEXO.
Ramiro Grau Morancho (ÑTV España)