Tras el grave escándalo de corrupción que afecta, de una u otra forma, a la mayor parte del gobierno de la Nación, se oculta todavía algo muchísimo más grave, infinitamente más grave: la destrucción total de España y su desaparición como ente nacional.

 Aquellos malditos siete votos de la derechona catalufa, a los que hay que sumar los de todos los separatistas catalanes, gallegos y vascos; los de los filoetarras y los de la escoria comunistoide, a los que hay que añadir a la omnipresente masonería que también anda, como siempre, por el medio.

En resumen, la anti España en estado puro, que está provocando, además de una manifiesta desigualdad entre los territorios, que las estructuras del Estado se resquebrajen de arriba abajo, contando con el indispensable concurso de esa bancada de “lameculos” sociatas que aplaude con emoción incontenida cualquier barbaridad que proponga su nuevo “mesías” y con los votos agradecidos de una parte de los españoles a los que España, su historia y su futuro, les importa tanto como me importa a mí que mañana sea lunes o martes; todo ello, sin contar que la oposición rara vez está a la altura que exige la gravedad de la situación.

Esos miserables votos de unos y otros, a cada paso nos salen más caros al resto de los españoles, total para que un tipo, sátrapa y cobarde, continúe en el machito por unos meses más. Un precio demasiado alto si nos atenemos a las consecuencias que puede provocar, merced al permanente estado de chantaje al que se encuentran sometidos el tal “Antonio” y su troupe.

Si primero fueron los indultos, la despenalización de determinadas figuras delictivas y la subsiguiente amnistía con la que se premió a delincuentes convictos y demás canalla, haciendo desaparecer como por arte de magia los graves delitos cometidos hasta llegar a decir que jamás existieron, ahora nos encontramos con que ese monstruo del separatismo devorador exige que se le entregue el control de las fronteras, las competencias en materia de extranjería e, incluso, la expedición del Documento Nacional de Identidad del que, suponemos, desaparecerá la palabra España para ser sustituida por la de Cataluña, como si se tratase de un Estado independiente o en vías de serlo.

Hemos caído en manos de los que tienen por único objetivo la destrucción de España. Una operación destructiva que, merced a un falso y pernicioso “relato”, está tergiversando la historia, hasta el punto de presentarnos a la canalla asesina del frente popular como auténticos héroes, defensores de la libertad, ocultando deliberadamente sus crímenes, como también están haciendo con los cometidos por la ETA, logrando que, a cada paso, menos españoles recuerden la existencia de esta banda asesina presente ahora en las Instituciones.

Una buena prueba de lo antedicho es lo sucedido en la última entrega de los “Goya”, el auténtico aquelarre anual de los de la ceja, donde no sentó nada bien que la productora de la película “La infiltrada”, ganadora del premio, recordase a los asesinados por la banda etarra, en lugar de criticar, como es habitual, a todos los que no son palmeros del gobierno.

Además de eso, la persistente labor de zapa de esa tropilla de comunistoides de salón que se encarga de presentar, ante la juventud, una historia distorsionada de España, a la que odian a muerte, fomentando la leyenda negra para regocijo de nuestros enemigos de siempre y arruinando moralmente a la población hasta el punto de que, de seguir así, el concepto de sexo biológico desaparecerá, de tal suerte que te puedes despertar siendo hombre y acostarte siendo mujer a tu antojo, en una completa inversión de valores.

Estos son los mismos que ahora propalan, para justificar su cobarde inacción ante una realidad palpable y contrastable, que el islamismo es la religión que más respeta los derechos de la mujer y, supongo que también, de los trans y los homosexuales.

Los mismos que fomentan, de forma descarada, obteniendo pingües beneficios de ello, la inmigración ilegal, permitiendo que a diario entre en España gente fornida y en edad militar de la que desconocemos su identidad, sus antecedentes e incluso su edad, a los que se financia con pagas y ayudas de más cuantía que las que reciben muchos españoles, sin que ellos aporten nada de nada, incluso sin que residan en nuestro territorio.

Me gustaría saber dónde están las feminazis y pijoprogres cuando, de forma consciente y descarada, se oculta, por los medios de comunicación comprados, la autoría de gran cantidad de delitos cometidos contra la libertad sexual, dependiendo del origen de sus autores o la identidad de esa lacra de okupas que están lacerando un derecho sagrado como es el de la propiedad privada.

Tampoco he visto a toda esta patulea de miserables -podemitas y afines, feminazis, pijoprogres, etc.- salir a la palestra a defender a las mujeres y familiares del Real Mallorca que tuvieron que aguantar el acoso de toda aquella jauría enloquecida de salvajes, tras la final de la Copa de España celebrada en Arabia. ¿Aquello no fue acoso machista? ¿Qué fue entonces? Quizás todo radique en que, si el autor es moro o árabe, entonces no hay delito.

Estamos asistiendo, impasibles, a una tergiversación total de la realidad en la que, a cada paso, se merman más nuestros derechos y libertades, imponiéndose los dictados por una casta política cuya corrupción ha llegado a extremos alarmantes, tanto en lo político como en lo social y en lo cultural.

Nuestra sociedad, siguiendo los designios de las oligarquías que mueven los hilos desde las sombras, está siendo desarmada, de forma consciente y planificada, de valores, lo que tarde o temprano acabará con nosotros como sociedad y como nación, algo que parece no importarles a muchos.

¿Dónde están los que tienen la sagrada obligación de velar por la Patria? ¿Nadie piensa hacer nada?.

Eugenio Fernández Barallobre (ÑTV España)

Categorizado en:

Política,

Última Actualización: 13/02/2025

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