El PSOE ha entrado en un estado de ansiedad creciente tras la detención de quien fuera mano derecha de José Luis Ábalos, exministro de Transportes y antiguo secretario de organización del partido.
Esta preocupación está más que fundada ya que el alcance de la investigación judicial, aunque esté en su primera fase, ya comienza a salpicar a personas muy relevantes dentro del organigrama socialista.
La consigna en Ferraz y La Moncloa pasa por construir cortafuegos y generar ruido con otras acusaciones, pero tan sólo por la información publicada hasta el momento se hacen imprescindibles las explicaciones y la rendición de cuentas de varias personas.
Además de a José Luis Ábalos, a quien el partido dejará caer en el momento en que se encuentre verdaderamente comprometido, todos los focos apuntan a Santos Cerdán, quien sustituyó al exministro al frente de la Secretaría de Organización y quien introdujo a Koldo García en los círculos de influencia del PSOE en Madrid.
La insólita transición de esta persona, que pasó de ser portero en una whiskería a asesor de un ministro y consejero en Renfe, habría sido imposible sin el concurso de Cerdán, quien ha mantenido lazos mucho más estrechos con el antiguo escolta de los que ayer quiso resumir al señalar que, en efecto se conocían por haber colaborado en Navarra.
La conexión navarra de la trama, por cierto, también apunta a la mujer del propio Koldo, quien llegó a tener un cargo en el PSN.
La siguiente persona que debe rendir cuentas de forma inmediata es Francina Armengol. De hecho, la presidenta de la Cámara Baja no debería sentarse en el Congreso sin antes dar cumplida cuenta de todos los hechos que la vinculan a la trama de corrupción.
El gobierno balear que presidía compró, con un solo contrato y a dedo, un lote de 1,4 millones de mascarillas a la empresa investigada. El material adquirido no cumplía con los estándares de calidad requeridos y, en lugar de devolverlo, la administración balear prefirió ocultar el pedido defectuoso durante tres años en un almacén.
La única reclamación que consta está fechada el 6 de julio de 2023, justo el día en el que Marga Prohens era investida presidenta y Armengol estaba de salida.
Al menos dos ministros deberían ofrecer también explicaciones de forma urgente. El Ministerio del Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, contrató la compra mascarillas FFP2 a la empresa bajo sospecha por valor de 3,4 millones de euros.
La Consejería de Sanidad de Canarias, siendo presidente de la comunidad el hoy ministro Ángel Víctor Torres, firmó a su vez al menos dos contratos con Soluciones de Gestión y Apoyo a la Empresa por valor de 6,87 millones de euros.
En este caso, además, se da la circunstancia de que quien fue director del Servicio Canario de Salud entre marzo y junio de 2020 (los contratos se firmaron en abril) es hoy el jefe de gabinete del ministro Torres.
Con todo, la responsabilidad última ya apunta al presidente del Gobierno, quien toleró activa o pasivamente el que personas como Ábalos o Cerdán promocionaran a un hombre con un perfil tan dudoso como el del investigado.
En los próximos días, muchos negarán su proximidad con la mano derecha de Ábalos. Sin embargo, Pedro Sánchez lo tendrá imposible pues en ‘Manual de resistencia’, el primer libro que le escribió Irene Lozano para estampar su nombre en la cubierta, se explica que en el marco de las primarias del PSOE de 2017 se comisionó la vigilancia de los avales de Sánchez a alguien de su candidatura.
Una tarea semejante sólo podía delegarse en alguien que contara con la íntima confianza del hoy presidente del Gobierno y de Santos Cerdán. El vigilante, entonces anónimo, y al que se le encomendó tan delicada tarea, fue Koldo García Izaguirre.
ABC