¡Qué tiempos aquellos en los que José Luis Balbín o Sánchez Dragó reunían en el plató de Televisión Española a una docena de gente lista, leída y con estudios o libros publicados, para hablar de cualquier tema con rigor, libertad e independencia!

Fernando Arrabal una vez acudió al programa con alguna copa de más y Antonio Escohotado  nunca negó que antes de llegar al plató se había fumado algo, como era su costumbre,  pero ambas eminencias del pensamiento tenían la mente lúcida y escucharles   era como estar presente en un exquisito foro de intelectuales.

Hoy no existen esos programas.  Los actuales personajes con seso han sido sustituidos por todólogos capaces de opinar sobre cualquier asunto de actualidad, aunque no tengan la minina idea de lo que están diciendo, y el poder político considera peligroso ofrecer a las audiencias televisivas la oportunidad de escuchar desde sus casas un debate en el que personas que no le deben nada expresan sus pensamientos sobre filosofía, política o libertades.

La televisión es el refugio de unos mediocres controlados por otros mediocres que eligen a los mediocres que deben opinar.

La nueva generación de líderes del pensamiento está desactivada y ha sido sustituida por gente que solo tiene ideología y en sus cabezas les cabe todo menos el pensamiento crítico. En estos tiempos los tontos ya no hacen relojes porque han encontrado su hueco en la televisión cuyos directivos han decidido imitar el formato de los programas de corazón para aplicarlo a contenidos de la supuesta actualidad política.

Histéricas gritonas e ignorantes sin laude se enzarzan e interrumpen para que nadie escuche al que le lleva la contraria, y de esa guisa el desconocimiento oceánico de unos ayuda a devaluar aún más la ya mediocre aportación que hacen los otros. Son imprescindibles para el adormecimiento de las conciencias de la clase neutra.

Entre los listos que saben manipular y los tontos que les hacen el coro, la sociedad idiotizada que los escucha aprende el discurso oficial de los que mandan.

No es extraño el bajón de audiencia de los programas de Televisión Española donde algunos de sus más significados presentadores – no por su rigor sino por su capacidad de manipulación en favor del gobierno –  reciben, premios periodísticos otorgados por el Partido Socialista, como ha sido el caso de Silvia Inchaurrondo, presentadora de  “La Hora de la 1” que ha aceptado sin rubor el premio al “Periodismo independiente” que le ha otorgado  el PSOE

Lo nunca visto en democracia está sucediendo hoy: grupos de periodistas se manifiesta en favor del partido de gobierno y piden que se expulse de las salas de Prensa del Congreso a sus colegas de profesión para que solo haya adeptos al poder.

Este fenómeno sociológico y político es la señal de un cambio de ciclo que se produjo hace años con el advenimiento de una banda que ha trasplantado a nuestro país la metodología política de la pre dictadura chavista.

Diego Armario

 

 

 

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Política,

Última Actualización: 20/03/2025

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