Da vergüenza ajena escribir sobre algo tan irremediablemente absurdo con todo lo que hemos vivido de injusticias , tragedias y malignidades. España no tiene solución y se advierte en detalles como estos tan escandalosos como vergonzosos. Pero es la actualidad que toca tratar.
Sin desmerecer en absoluto la victoria mundial de la Selección Femenina de Fútbol y con esa voluntariedad sectaria y política que se encuentra detrás del acoso a Luis Manuel Rubiales, por ética personal y profesional hemos de ceñirnos a la tozuda realidad que está variando la situación de esta polémica, cuando el presidente de la Federación se ha defendido con pruebas gráficas, demostrando así que Jenni Hermoso ha podido ser inexacta en las aseveraciones que apuntaban a la culpabilidad de quien la besó sin consentimiento.
Si a esto se añade la risueña manifestación sobre un beso basado en la amistad, o quitar importancia a la anécdota en vídeo privado con sus compañeras, la acusación carece de fundamento salvo la hipócrita manipulación de lo sucedido.
Pueden gustar más o menos los modales de Luis Rubiales, grosero, soez y maleducado, pero otra cuestión es practicar una destrucción basada en lo mendaz. Antes nos pronunciamos frente a Luis Rubiales ya no por un beso injustificado si no existe consentimiento, sino por la manipulación posterior por poner en boca de la jugadora lo que ella no había dicho para exculpar al directivo.
Sin embargo, en las declaraciones de Rubiales se constata que se ha provisto de las suficientes pruebas como para contemplar la inocencia y la veracidad de sus declaraciones, sobre todo cuando se ha practicado un linchamiento alentado desde la radicalidad: el monstruo en alerta de un atroz totalitarismo con la excusa de la defensa de los derechos de la mujer.
Lo cierto es que las imágenes aportadas donde se ratifica que Jenni Hermoso levantó en volandas a Rubiales, desmienten las declaraciones que en principio la jugadora manifestó, cuando afirmaba que no era cierto. Un renuncio lo suficientemente sólido como para dudar de las presuntas verdades de este caso.
Por ello y en vista de esas imágenes desmentidas , hoy por hoy estando en juego la estabilidad personal y profesional de una persona linchada mediáticamente por excusas sectarias, nos ceñimos a las pruebas aportadas y concedemos la duda a Rubiales, quien además va a tomar medidas legales para defender su honorabilidad.
Cuestión aparte es la jauría carroñera de los medios de comunicación y alguna abogada de artificio que solicita de dos a quince años de prisión por un beso que presuntamente pudo ser consentido. Por otro lado, la repugnante hipocresía de otra que critica el beso de ahora, cuando en su momento hizo lo mismo y peor con Jordi Cruz, quien no pudo elegir a la fuerza recibir un repulsivo apretón de labios.
Así pues, parafraseando el famoso lema en defensa de la víctima de la manada, no magrebí, consideramos las refutaciones ante la aparente verdad y condena pública para decir: yo sí te creo, Rubiales, o al menos te concedo el beneficio de la duda.
¿Quién está detrás del cambio de actitud de Jenni Hermoso?
No es casualidad está polémica política para empañar una victoria en un mundial que enaltece la marca España. No es casualidad. Es fácil imaginar a la inestable Irene Montero, la culpable del 8M, pistoletazo de salida para el asesinato de nuestros padres y de decenas de miles de personas-responsabilidad que pagará cuando toque la Parca y le pase factura por sus liviandades maníacas-, recobrar vida desde su silente frustración y movilizar a la manada cainita pidiendo públicamente la cabeza del violento sexual. Por un beso, ligero pico, instantáneo que en ningún momento pareció molestar a la jugadora que se fue de los brazos de Rubiales exultante y sonriente. Un pico.
Una burla carroñera con cientos de depredadores y asesinos beneficiados por su hipócrita condición de trepadora sin escrúpulos. Habría que averiguar quién está detrás de Jenni Hermoso para airar como un tsunami las conciencias retorcidas del desvarío sectario… No sorprendería que pretendiera recobrar el protagonismo perdido en las urnas esta pura representación de muertos vivientes. Son sucios maestros en dar la vuelta a la tortilla y convertir la presuntas criminalidades en ligerezas y convertir las ligerezas ajenas en crímenes execrables.
¿Saben lo que creo sobre esta grotesca polémica? Todo esto apesta a distracción para meterla doblada con otra de esas sorpresas casuales..., próximamente en nuestras pantallas. Cuestión aparte son los presuntos trapos sucios de Sánchez y del PSOE que está dispuesto a airear Luis Rubiales con grabaciones, si se culmina la criba personal y profesional acometida por la banda de los chiringuitos. Capítulo aparte, si acaso, continuará…
Última hora: La FIFA suspende a Luis Rubiales por un periodo inicial de noventa días. Las espadas están en alto.
Ignacio Fernández Candela (ÑTV España)