He retrasado todo lo posible escuchar las declaraciones de Francisco Javier Marcos Izquierdo, general jefe de la Unidad Militar de Emergencias, porque lo que me había llegado me puso los pelos de punta, pero, imprudente de mí, he hecho acopio de valor, y lo he escuchado.
Error. Se me ha helado la sangre. Les recomiendo que no lo intenten en sus casas sin adoptar medidas de autoprotección.
No obstante adjunto enlaces a su frase más memorable, donde marca el nivel de su conciencia y profesionalidad, y a continuación, exclusivamente para masoquistas, enlace a su infamante discurso completo.
Aquí podemos ver a un insensible de manual retratado de cuerpo entero.
Aquí, sólo para masoquistas, el discurso completo (eviten verlo los menores y personas sensibles).
Este enano moral dice literalmente: “Yo puedo tener 1.000 soldados en la puerta de le emergencia, pero no puedo entrar legalmente hasta que el director de la emergencia me autoriza”.
Por si alguien se deja embaucar con estos cantos de sirena, reduciremos el problema al absurdo, y hasta el más disminuido podrá ver que miente, para satisfacer a sus criminales jefes. Una mentira que, eso sí, cumplió a rajatabla y que costó miles de vidas, que espero que pague algún día.
Imaginemos dos camiones de bomberos, una cuba y una escalera, delante de un edificio de 5 plantas en llamas, donde varias personas piden auxilio desde las ventanas, porque el fuego les impide salir. El jefe del operativo aparca debajo del edificio, pero antes de intervenir llama al alcalde para pedir órdenes, porque teme cometer un delito de allanamiento de morada, si entra en las viviendas, o de estragos, si inunda el edificio con agua.
El alcalde está en el teatro y no atiende el teléfono. Hora y media después termina la obra de teatro, el alcalde ve el teléfono echando humo y llama al jefe de bomberos. Finalmente, el alcalde, puntualmente informado de lo que sucede, da la orden de intervenir.
Para ese momento el edificio ya ha ardido completamente y todos sus ocupantes han muerto. El equipo de bomberos se ocupa diligentemente de apagar los rescoldos, recoger los escombros y esconder los cadáveres, para que los vecinos de los alrededores no se solivianten. Ha sido un trabajo limpio y eficaz, por el que el alcalde felicita a los bomberos y asciende a su jefe.
Quien quiera ver alguna diferencia sustancial entre esta aberrante historia y lo ocurrido en Valencia con la UME –y el resto de las fuerzas armadas-, es porque es tan impresentable, detestable, inmoral y canallesco como Francisco Javier Marcos Izquierdo y todos sus jefes.
Lamentablemente, los que conocemos a las Fuerzas Armadas desde dentro, sabemos que este individuo marca a la perfección el nivel moral y profesional de la inmensa mayoría de la cúpula militar de España.
Españoles, admitámoslo, si no hacemos algo y pronto, estamos perdidos.
El lector que se encuentre en choque, puede recuperar la moral escuchando a un policía mentalmente sano dando una opinión muy ponderada sobre este general:
Galo Dabouza (ÑTV España)