Los intereses cruzados, a menudo contrapuestos, de los partidos que sostienen al Gobierno de Sánchez a cambio de ventajas territoriales y cesiones políticas han vuelto a poner de manifiesto la flaqueza de un Ejecutivo que no deja de sumar derrotas y retiradas en su programa legislativo.
La repentina suspensión de la comisión de Hacienda del Congreso en la que este lunes se iba tratar de zanjar el debate sobre la prórroga del impuesto extraordinario a la banca y las energéticas obliga al Gobierno a improvisar contra el reloj una nueva negociación con sus aliados, presunta ‘mayoría de progreso’ en la que, sin otro nexo que el interés de cada grupo, conviven el intervencionismo de la izquierda radical con las posiciones liberales del nacionalismo más conservador.
La estrategia de la cesión no tiene límites para Pedro Sánchez, aún sin Presupuestos y con la única salida de renegociar por separado un plan fiscal que en el mejor de los casos nunca será de Estado, sino fragmentado y a la medida de sus variopintos socios.
ABC
