El engaño de Pedro Sánchez contra España es un viaje sin retorno y un estrecho sendero hacia la discordia.

Una de las muchas estafas practicadas por Pedro Sánchez contra España y el Estado de Derecho consiste en blanquear a los enemigos de la democracia para conseguir los favores que le permitan seguir apoltronado en La Moncloa. De hecho, la mayor estafa estriba en sostenerse a toda costa y mediante todo tipo de trapacerías con el objetivo único de no apearse del poder.

Pero sucede que uno de los factores que posibilitan el engaño del estafador es el disimulo ya imposible de ejercer, cuando todas las oscurantistas maniobras han quedado al descubierto. Máxime cuando los cómplices independentistas no le siguen el juego del teatro de los engaños, a la hora de exigir los pagos acordados para esquilmar al pueblo español.

Pedro Sánchez es lo más parecido a un forajido que ya no puede esconderse ante la evidencia de haber vulnerado la ley. Cuestión aparte es la capacidad de reacción para actuar en consecuencia, cuando los hechos delictivos ya no pueden camuflarse tras el aparente ejercicio de gobierno que está bajo permanente sospecha.

Uno de los pilares de la estafa se basa en engañar a las instituciones responsables de reaccionar, cuando no intervenirlas, para asegurarse la impunidad sectaria, caso Conde-Pumpido con las riendas del Tribunal Constitucional.

Por mucho que se empeña en suavizar la situación límite de España cediendo a las exigencias del independentismo, los envalentonados socios de correrías delictivas que traga el Estado de Derecho dejan en evidencia a un Pedro Sánchez arrastrado a los pies de los enemigos.

El independentismo, el cómplice de una de las mayores estafas contra España que incluye la alta traición, aprovecha la falta de reacción ante las irregularidades de Sánchez, para dar continuidad al chantaje al que cede el gobierno, muy seguramente para mantenerse en la dirección del país con el fin de esconder las innúmeras fechorías cometidas durante los últimos 5 años.

Millones de españoles saben, que no sospechan, que la huida hacia adelante del partido socialista está proporcionalmente relacionada con la necesidad de esconder los trapos sucios que, de airearse públicamente, serían motivo para inspirar una macrocausa y juzgar al consejo de ministros en pleno, cómplice de rapiña necesario para sostener la farsa de un lustro que ahora desemboca en un atentado directo contra la Seguridad Nacional.

Miriam Nogueras expresa en los atriles que les importa un rábano España y que van a por lo suyo. Jorge Turull se burla de los argumentos de la fingida e inexistente convivencia expresando que ser decisivos en Madrid nos hace más independentistas. 

La farsa de una amnistía por el bien de España se cae cuando abren la boca los delincuentes exonerados de culpa que volverían a repetir las actuaciones delictivas, en el momento en que no se plieguen a sus chantajes contra el Estado español secuestrado por el sanchismo. ¿De verdad es posible mantener algún equilibrio institucional con estos mimbres de desorden e irregularidad radical?

El futuro  de la convivencia está escrito a corto y medio plazo por los pactos ocultos de un estafador en el Gobierno: España tendrá que enfrentarse a un peligro inminente cuando Pedro Sánchez ha desactivado las defensas vitales  frente a los chantajistas que ni siquiera pretenden disimular la estafa, presurosos por recoger los frutos. Cuanto más se tarde en reaccionar , peores serán las consecuencias.

Y no queda mucho para comprobar la gravedad de este desorden histórico.

ÑTV España

 

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Última Actualización: 13/06/2024

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